La Obra Social ‘la Caixa’ y Cruz Roja han facilitado la integración laboral de 81 mujeres madrileñas víctimas de la violencia de género a través del programa Incorpora, una iniciativa que desde febrero de 2008 impulsan la entidad financiera y la organización de acción humanitaria, informó la entidad.
Una de cada tres participantes ha logrado encontrar trabajo gracias al compromiso de 22 empresas de Madrid que, a través del ejercicio de su responsabilidad social, han contratado a estas mujeres en dificultad social, según el balance presentado por sendas entidades.
En funcionamiento desde febrero de 2008, el proyecto trata de paliar los efectos de circunstancias sociales que dificultan especialmente el acceso de la mujer al mercado laboral, como las responsabilidades familiares no compartidas, el cuidado informal de personas dependientes, el desempleo de larga duración, el trabajo en la economía informal o la discriminación por razón de género.
Un total de 16 oficinas repartidas por toda España permiten atender las necesidades específicas de cada territorio. Éstas están situadas, además de en Madrid, en Salamanca, Baleares, Málaga, Granada, Asturias, Navarra, Guipúzcoa, Alicante, Lleida, Tarragona, Girona, Castelldefels, Barcelonès Nord, Centelles y Sabadell.
El proyecto se desarrolla en el marco de Incorpora, el programa de fomento de la ocupación de la Obra Social «la Caixa», cuyo objetivo es facilitar la integración laboral de los colectivos más vulnerables.
VALORES POSITIVOS
El programa facilita a las mujeres caminos y puentes hacia el empleo, mediante una metodología que explota a fondo los valores positivos asociados al trabajo: independencia personal, motivación en sus recorridos hacia el empleo, reconocimiento social y establecimiento de vínculos sociales.
La principal línea estratégica se centra, por tanto, en potenciar las capacidades de las mujeres, favoreciendo su autonomía como vía para alcanzar la plena integración. Todo ello, bajo la premisa de que el acceso a un empleo constituye una de las principales puertas hacia la integración social de personas en riesgo o situación de exclusión.
Se trata, en definitiva, de abordar la inserción laboral de manera personalizada y coherente con las necesidades de cada mujer a partir de su implicación activa en el proceso, facilitando su acceso al mundo laboral.
En esta línea, el modelo de trabajo no se orienta en exclusiva a las mujeres en mejor situación o disposición para al empleo, ya que pretende dirigirse principalmente a aquellas que necesitan una ventana para asomarse a su recuperación, una motivación para empezar de nuevo o una oportunidad para reencontrarse a sí mismas.
Por ello, entre los criterios de selección de los participantes se incluye, por ejemplo, el nivel formativo, dando preferencia a las personas con baja cualificación, o se priorizan a las desempleadas de larga duración, identificadas como uno de los colectivos más vulnerables.
LAS INSERTORAS LABORALES Y LAS EMPRESAS, PIEZAS CLAVE
La intermediación es el núcleo central de este proyecto, lo que convierte a la insertora laboral en una figura clave del proyecto, rasgo distintivo, a su vez, del programa Incorpora en su conjunto.
Estas profesionales acompañan a las mujeres a lo largo de todo su proceso de inserción en el mercado de trabajo, empezando por identificar los sectores con mayores oportunidades de empleo, y conocen las preferencias de las empresas de su zona con el objetivo de presentarles perfiles que se ajusten a sus necesidades.
Entre sus cometidos destacan el proceso de intermediación inicial y el acompañamiento laboral de las mujeres insertadas en el puesto de trabajo. Por tanto, de ellas depende el éxito tanto de la persona contratada como de la empresa contratante.
La apuesta de la Obra Social ‘la Caixa‘, a través del programa Incorpora, y de Cruz Roja por la figura de la insertora laboral se concreta en la formación especializada de estos profesionales para la atención de las víctimas de violencia de género, creando materiales específicos con esta finalidad.
Su trabajo se concreta en una amplia red de recursos de atención repartidos por las diferentes comunidades autónomas y destinados a estas mujeres que sufren un fuerte proceso de aislamiento, estigmatización y en muchos casos de exclusión social.
Un total de 16 oficinas repartidas por toda España permiten atender las necesidades específicas de cada territorio. Éstas están situadas, además de en Madrid. en Salamanca, Baleares, Málaga, Granada, Asturias, Navarra, Guipúzcoa, Alicante, Lleida, Tarragona, Girona, Castelldefels, Barcelonès Nord, Centelles y Sabadell.
Otro pilar fundamental para el funcionamiento de esta iniciativa para la integración laboral de mujeres en situación de vulnerabilidad es la implicación de las empresas.
Desde la puesta en marcha del proyecto en Madrid, en 2008, se han visitado 51, de las cuales 22 han acabado realizando una contratación. Todo ello en el marco de la responsabilidad social corporativa (RSC), entendiendo la inserción laboral de los colectivos más desfavorecidos como parte fundamental de esta práctica empresarial.
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