24 de noviembre de 2024
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¿Retrasar la jubilación más allá de 65 años o abrir un plan privado?

¿Retrasar la jubilación más allá de 65 años o abrir un plan privado?

La jubilación es uno de los momentos más ansiados y con el que más sueña un trabajador, sobre todo cuando se acerca la edad del retiro profesional. Sin embargo, no todas las personas se preocupan de asegurarse una pensión de jubilación que se adapte a sus necesidades económicas futuras, y cuando llegan los 65 ya es demasiado tarde para enmendar la situación. El desconocimiento, la pereza, y el postergar la toma de decisiones en algo que muchos consideran un horizonte lejano son los principales culpables de que el trabajador se encuentre con una pensión de jubilación significativamente inferior a la esperada. La crisis económica y el excesivo endeudamiento personal hacen que quizás éste no sea el mejor momento para abrir un plan de pensiones u otro producto de previsión que asegure un retiro profesional perfecto, pero lo cierto es que ambas opciones son fórmulas de ahorro muy interesantes para complementar las pensiones públicas de jubilación.

Las pensiones en números

Por regímenes, son los jubilados que en su día estuvieron empleados en el Régimen Especial de la Minería del Carbón los que disfrutan de una prestación más alta que la del resto: 1.312,79 euros. Le siguen los trabajadores del Régimen General con una pensión media de 894 euros. El panorama es más negro para los autónomos jubilados, con una prestación que por término medio se sitúa en los 524,74 euros, y para los trabajadores agrarios cuya pensión apenas supera los 500 euros.

¿Futuros cambios en las pensiones?

Se está preparando un borrador de reforma del sistema de pensiones español. El principal cambio propuesto, pero no aprobado aún, es que la forma de calcular las prestaciones de jubilación sea distinta a la que se venía empleando hasta ahora. En estos momentos, cuando un trabajador piensa en jubilarse se calcula su pensión de acuerdo a las bases de cotización que ha tenido durante los 15 años inmediatamente anteriores. Lo que se propone es que ese plazo de tiempo se revise y se aumente cada dos años en 12 meses. De esta manera, dentro de 20 ó 30 años el total del cálculo abarcará casi toda la vida laboral del trabajador. Esta nueva fórmula puede llegar a tener una consecuencia negativa para los trabajadores; las pensiones de jubilación podrían ser sensiblemente inferiores al englobar toda la vida laboral del trabajador.

En cualquier caso, no debe saltar la alarma pues no deja de ser una reforma propuesta que no está aprobada. No obstante, se debe tener en cuenta que España es uno de los países más «viejos» de todo el mundo. La ONU estima que en el año 2050 será el tercer país más envejecido del planeta por detrás de Japón e Italia. Sube la esperanza de vida, pero aumentan también los años en los que los pensionistas reciben la prestación por jubilación y los gastos sanitarios para atender a estas personas se incrementan, por lo que todo hace pensar que el sistema de pensiones reducirá la cuantía de las mismas. Entonces, ¿qué puede hacer un trabajador para incrementar las rentas con las que se encontrará cuando cese su actividad laboral?

Sistemas de previsión

Otra de las herramientas de las que cualquier trabajador se puede valer para asegurase una buena pensión de jubilación, con independencia del tipo de régimen en el que cotice, son los sistemas de previsión. Totalmente compatibles con las prestaciones públicas por jubilación, el trabajador tiene a su disposición los siguientes productos: los planes de previsión asegurados (PPA), los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) y los planes de pensiones.

En cualquiera de ellos, el capital final del que el titular dispondrá será el resultado de las aportaciones, de la rentabilidad y del plazo de tiempo que transcurra desde su apertura hasta la jubilación del trabajador. Conviene recordar que para poder disfrutar de un capital determinado en el momento de la jubilación es necesario empezar a ahorrar desde una edad temprana. Si desde los 35 años el trabajador se esfuerza por ahorrar 1.500 euros anuales, cuando se jubile podrá contar con un capital de unos 100.000 euros.

Los principales productos de previsión son: Planes de previsión asegurados (PPA). Son seguros de ahorro y previsión con coberturas y prestaciones, límites de aportaciones y tratamiento fiscal similares a las de los planes de pensiones. La diferencia principal entre los PPA y los planes de pensiones es que los primeros tienen la obligación de establecer una garantía de tipo de interés, por lo que no existe posibilidad alguna de perder dinero. Su rentabilidad depende del comportamiento de los activos en los que se invierten en los mercados financieros. Planes individuales de ahorro sistemático (PIAS).

Se trata de un producto relativamente nuevo y destinado a aquellos ahorradores que tampoco desean estar pendientes de los vaivenes financieros. Su atractivo reside en la disponibilidad que tiene el dinero aportado, ya que puede ser rescatado en cualquier momento. Su fiscalidad no es menos jugosa, cuando el titular decide retirar su ahorro, éste estará libre de tributación si lo recupera en forma de renta vitalicia y han pasado más de diez años desde que lo contrató. En cuanto a la rentabilidad del producto, las entidades ofrecen intereses de rentabilidad muy similares a los de la deuda pública.

Planes de pensiones. Son los más extendidos. La coyuntura económica actual ha provocado que recientemente se haya ampliado el número de supuestos en los que el dinero de un plan de pensiones se puede rescatar. Hasta ahora, el titular debía haber llegado a su edad de jubilación, estar en paro desde hacía más de un año, tener una enfermedad grave o ser discapacitado o persona dependiente para poder retirar sus aportaciones. Desde el pasado mes de febrero, los parados que agoten su prestación por desempleo, o los que no tengan derecho a la misma, pueden rescatar su dinero del plan de pensiones. Y es que precisamente ése es lado negativo de este tipo de producto, su categoría de intocable. Lo mejor: la atractiva fiscalidad de los planes de pensiones que permite que los titulares menores de 49 años se deduzcan de la base imponible hasta 10.000 euros.

Yo todavía no me jubilo

Quizás sea una medida con poca aceptación o inviable en función del estado de salud del trabajador, pero retrasar el retiro profesional es una opción que asegura una pensión de jubilación algo más alta. Desde el mes de enero de 2008, cualquier trabajador puede posponer su jubilación y aplazarla a una edad posterior a los 65 años. La ventaja económica es notable: cuanto más tiempo tarde una persona en entrar en el sistema de cobro de pensiones, menos le costará a las arcas del Estado. Sin embargo, pese a los incentivos económicos que se otorgan a quien decide aparcar su jubilación para otro momento no es una fórmula que goce, por el momento, de mucho éxito.

La elección de jubilarse más tarde de lo establecido tiene compensaciones económicas para el trabajador que decide permanecer en activo. Cuando se accede a la pensión con más de 65 años, la Seguridad Social bonifica con un porcentaje adicional del 2% por cada año completo trabajado desde la fecha en la que se cumplieron los 65, hasta el momento en el que finaliza la actividad laboral. De esta manera, la cuantía de las pensiones crece. Este porcentaje puede llegar incluso al 3% si el trabajador acredita 40 años de cotización en el momento de cumplir 65 años.

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