RRHH Digital. Pasar un tiempo trabajando en otro país es considerado por la mayoría de los trabajadores una experiencia internacional que les ayudará en su carrera profesional y lo ven como un reconocimiento a su trayectoria y valía. Sin embargo, según señala un estudio elaborado conjuntamente por Ernst & Young Abogados y el IESE titulado “El proceso de expatriación en empresas multinacionales: visión del expatriado”, cuatro de cada diez expatriados creen también que no si no hubieran aceptado el traslado habrían sufrido consecuencias negativas.
El objetivo de este informe es ofrecer a las compañías una visión distinta, desde la perspectiva de los empleados, que les permita mejorar la gestión de la movilidad internacional. Para ello, analiza las distintas fases del proceso de expatriación: selección, comunicación, gestión, retribución, expectativas, adaptación, desarrollo profesional y repatriación. Aunque el 75% de los encuestados sostiene que las empresas cuidan adecuadamente la gestión de los expatriados y la mayoría lo considera un trampolín tanto dentro como fuera de la empresa, aún existe un 21,6% de los trabajadores que confiesa estar arrepentido de haber aceptado la expatriación.
¿Cuál es el fallo principal en estos procesos?
Los profesionales encuestados dicen estar convencidos de que esta experiencia internacional les facilitará la promoción profesional, aunque destacan que a la vuelta ven más oportunidades fuera de la empresa que en su propia compañía. Una valoración que contrasta con el hecho de que sólo el 20,1% cambió de empresa frente al 67,8% que continuó su carrera profesional en la misma compañía.
En este sentido, el informe revela que la vuelta al país de origen es el principal fallo que los trabajadores ven dentro de los planes de expatriación. De hecho, el 87,2% de los profesionales consultados ven necesario fijar unas expectativas claras y realistas con respecto a los progresos de carrera y los beneficios posteriores a la misión internacional, así como una clara política de repatriación. De hecho, del total de la muestra realizada, el 35,1% otorga la máxima importancia a este factor.
Además del problema de la repatriación, los trabajadores en esta situación se quejan de una falta de preocupación por parte de la empresas en aspectos previos a la expatriación, tales como facilitar la suficiente información del país de destino (un 51%) o prever aspectos que pueden repercutir directamente en la adaptación familiar como los colegios de los hijos, las relaciones sociales, los trámites de la Seguridad Social, etc. o incluso, facilitar el trabajo al cónyuge (un 27,1%). Además el 14,7% de los expatriados señala que no mantiene una comunicación fluida y constante con su empresa y el 13,9% manifiesta que las empresas no cuidan adecuadamente la gestión de los expatriados.
Beneficios de una experiencia internacional
Por detrás del desarrollo profesional y el aprendizaje, los trabajadores que optan por pasar una temporada trabajando en otro país indican como otro de los principales motivos para aceptar este traslado los beneficios económicos. Por lo general, esta experiencia conlleva un importante aumento salarial dado que a la retribución fija y variable se suman los pluses de expatriación y los beneficios sociales.
La prima por expatriación tiene como objetivo recompensar a los profesionales por el cambio de puesto de trabajo y por la movilidad geográfica, con todo lo que esto implica: búsqueda de una nueva vivienda, posible pérdida del trabajo de la pareja, encontrar nuevo colegio para los hijos, el idioma, etc. Esta prima varía en función de diferentes factores como el área geográfica y las características culturales, lingüísticas, políticas, económicas y sanitarias del país de origen y de destino.
Otro aspecto clave es el asesoramiento fiscal. En este sentido, el 87% de los encuestados cuenta con este tipo de asesoramiento fiscal especializado facilitado por la propia empresa y el 54% se acogen a una política de ecualización fiscal que, a grandes rasgos, consiste en asegurar al expatriado que su carga fiscal no será mayor ni menor de la que soportaría en su país de origen.
Además, en la mayoría de los casos, los profesionales en esta situación cuentan con beneficios sociales muy valorados como el seguro médico internacional, el alquiler o adquisición de vivienda, el transporta de bienes personales, viajes anuales al país de origen, vehículo privado o colegio para los hijos.
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