El ex ministro de Economía Carlos Solchaga afirmó hoy que es «casi imposible» ingresar 15.000 millones de euros más con la subida de impuestos anunciada por el Gobierno teniendo en cuenta la situación de crisis económica actual, si bien consideró «correcta» esta subida porque, según dijo, existen «amenazas» de que el déficit supere el 10% del PIB en 2010.
En su opinión, la situación requiere una «política Keynesiana» a corto plazo de estímulo de la economía, complementada con reformas estructurales, «no para salir de la crisis», sino para recuperar posiciones tras la recuperación y estar entre las grandes economías.
En un desayuno informativo en la Asociación de la Prensa de Madrid, Solchaga indicó que el Gobierno «tendrá que hacer algo más» que las rebajas fiscales anunciadas para incrementar la recaudación, a lo que añadió que «el lugar donde tienen que buscar agua en el pozo es en el IVA».
Así, pese a que reconoció que este impuesto incomoda tanto a sindicatos, como a empresarios o al propio Ejecutivo, defendió que en caso de necesidad es acertado subirlo «aunque dentro de ciertos límites» que no precisó.
LA POLÍTICA ES LA «CORRECTA».
Con todo, Solchaga consideró que la orientación de la política fiscal del Gobierno es la «correcta» y que el único problema es que «no siempre está servida de la mejor manera». Por ejemplo, apuntó que «es una desgracia que tengan un problema de discusión sobre los impuestos cuando aún no se ha tomado ninguna decisión y que hablen de una cantidad importante de ingresos que nunca van a poder recaudar».
Solchaga justificó su apoyo a la política fiscal del Gobierno partiendo del déficit, que «no será menor del 10% en 2009», y de la «amenaza» de que supere los dos dígitos en 2010. «Vamos a ver cómo se puede cumplir el techo de gasto de los Presupuestos», llegó a decir.
Según explicó, en esta situación no caben grandes recortes de gasto, puesto que «el presupuesto del Estado es exageradamente rígido», tanto que, dejando a un lado partidas «indispensables», como el gasto en infraestructuras, las tranferencias al INEM, los gastos del propio Gobierno, la financiación de las clases pasivas y los intereses de la deuda, quedaría un margen de «como mucho 50.000 ó 60.000 millones de euros» sobre los que aplicar medidas de austeridad.
Por otro lado, indicó que «lo que está demostrado» es que en un momento de desconfianza y falta de liquidez, rebajar impuestos, como se hizo en su momento con la deducción de 400 euros, «no se traduce necesariamente en consumo, sino en ahorro». Otra de las propuestas para incrementar los ingresos, el refuerzo del fraude fiscal, no tendría, a su juicio, efectos a corto plazo y además supondría una recaudación de escasa relevancia.
LAS REFORMAS ESTRUCTURALES NO SIRVEN PARA SALIR DE LA CRISIS.
Así pues, Solchaga consideró que el Gobierno va en el buen camino, pues está aprovechando los márgenes de los que dispone y, se mostró contrario, sin embargo, a todos aquellos que demandan reformas estructurales para salir de la crisis.
En este sentido, pese a que aseguró no tener una posición muy diferente a la del Banco de España, consideró que es necesario realizar reformas estructurales, pero insistió en que éstas «no son para salir de la crisis, sino para mantener la velocidad de crecimiento del pasado».
Entre estas reformas, Solchaga apuntó algunas como una reforma laboral, «se quiera o no se quiera»; del mercado de servicios, trasponiendo de forma efectiva la directiva europea; impulsar el transporte de mercancías por ferrocarril, reformar la normativa sobre los alquileres para permitir mayor movilidad laboral; una política energética «clara» y un reforma de la educación.
En este punto, consideró que se ha hecho un gran esfuerzo de inversión en I+D+i desde el ámbito público, pero dijo que el privado «no ha hecho los deberes» en este ámbito. Asimismo, consideró que el Plan E tuvo «la virtud y el defecto de una cosa apresurada», pues aunque la asignación de los recursos no ha sido óptima, sí al menos «ha ayudado mucho» en términos de empleo.
ESPAÑA SALDRÁ CON EUROPA DE LA CRISIS
Por otro lado, se refirió a la situación de la economía española y avanzó que la probabilidad de que acabe el año con tasas de crecimiento positivas es «bastante elevada». Así, sostuvo que España saldrá de la crisis en la misma posición en la que entró en relación al resto de los países de Europa, «como un convoy», y que «las diferencias (con estos países) serán pequeñas».
«El país no está tan mal como algunos dicen», señaló en referencia a la proliferación de informes que prevén una larga crisis en España, a los que quitó importancia y frente a los que señaló que «España se va a recuperar bastante bien».
Según dijo, aún existe una «contracción muy fuerte» en el consumo y las empresas «siguen sufriendo la aversión al riesgo de los bancos», si bien aseguró que el flujo neto de crédito, que ha estado cayendo muchos meses «de manera brutal», presenta «síntomas, aún no consolidados, de cambio de tendencia» y observó, en este sentido, «cierto repunte» en el crédito hipotecario. «La situación está bastante mejor e irá mejorando en los próximos meses», añadió.
Asimismo, Solchaga aseguró que «hay liquidez suficiente», que cuando vaya trasladándose a las familias y las empresas «irá mejorando el clima», y aconsejó que habría que ir pensando en como drenarla una vez llegue la recuperación. En este sentido, indicó que no «hay que preocuparse por la política monetaria», aunque considero que sigue siendo «excesivamente laxa».
En la antesala de la reunión del G-20 en Pittsburg, el ex ministro de Economía indicó que es necesario «mantener un apoyo significativo» desde las arcas públicas para seguir estimulando las economías.
CRÍTICAS AL GOBIERNO
Por último, Solchaga consideró que es pronto para valorar el actual equipo económico del Gobierno y consideró que el debate de los Presupuestos para 2010 será su «prueba de fuego». Así, aunque no dudó de que finalmente «se aprobarán, sí consideró que de no ser así provocaría gran «inestabilidad» en la dirección del Ejecutivo.
En este punto, consideró que el rechazo de la CEOE a la subida de impuestos y su petición de austeridad «es lo que se espera» de los empresarios y, respecto a unas posibles elecciones anticipadas, consideró que «no hay en estos momentos un panorama como ése».
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