El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, avanzó hoy que ya hay 26.000 desempleados que han solicitado la ayuda de 420 euros mensuales destinada a los parados sin protección y sin ingresos, y recordó que las previsiones del Gobierno son que entre 500.000 y 600.000 desempleados acaben beneficiándose de esta renta una vez que el Congreso apruebe que la medida se haga retroactiva desde el 1 de enero.
Corbacho, en declaraciones a la cadena SER recogidas por Europa Press, reiteró que el Gobierno no contempla por el momento que la tasa de paro vaya a superar el 20% y, por tanto, se mantendrá en los términos previstos en su último cuadro macroeconómico (17,9% en 2009 y 18,9% en 2010).
No obstante, tal y como ya dijo ayer, estas estimaciones podrían no cumplirse si se disparara el crecimiento de la población activa, como ocurrió el año pasado, cuando la economía española ganó 660.000 activos, más de lo que creció la población activa en Alemania, Italia y Francia juntas (630.000 activos más entre los tres países).
«Creemos que eso no va a suceder y, en consecuencia, la tasa de paro no pasará del 20%, excepción hecha de que en el último trimestre se disparara la población activa y pasáramos de los 23 millones actuales a 23,5 millones. Pero creo que no va a pasar», insistió.
REVISIÓN DEL SISTEMA DE BONIFICACIONES.
Preguntado por el informe que su Ministerio ha encargado a un grupo de expertos sobre el sistema de bonificaciones a la contratación, Corbacho indicó que debe someterse a revisión el modelo, pues los incentivos para animar a los empresarios a contratar han perdido «su razón de ser» al haberse prácticamente «universalizado» para todos los colectivos.
El ministro indicó que su intención no es suprimir estas bonificaciones, sino someter a revisión el sistema y hacer un «balance» del mismo para ver si los 2.800 millones de euros que cuestan estos incentivos son realmente eficaces o no.
Corbacho explicó las bonificaciones a la contratación nacieron con la idea de ayudar a convertir empleo temporal en fijo y de «discriminar positivamente» a determinados colectivos por sus dificultades para la empleabilidad.
«Lo que sucede es que, con el paso del tiempo, las bonificaciones se han universalizado bastante, y al hacerlo, porque prácticamente se está bonificando ahora a todos los colectivos, los propios expertos concluyen que pierden su razón de ser y la eficacia que se pretendía (con ellas)», manifestó.
EL DIÁLOGO SOCIAL, «HERIDO, PERO NO MUERTO».
En cuanto al estado del diálogo social, Corbacho señaló que está «herido, pero no muerto» y que se encuentra en una fase de «rehabilitación y pronto restablecimiento».
El ministro precisó que no hay una fecha concreta para sentarse de nuevo a negociar, e insistió en que sería «muy buena señal» para pasar a un diálogo más amplio que sindicatos y empresarios fueran capaces de desbloquear la negociación colectiva, lo que mitigaría además las posibilidades de tener un ‘otoño caliente’.
Corbacho se mostró convencido de que no hay nadie que quiera «boicotear» el diálogo social, y explicó que, en una situación de «enorme dureza como ésta», todo «se tensiona». «No fue posible (el acuerdo) en julio pero quiero mirar al futuro. Hago una llamada a sindicatos y patronal para que hagamos todos un esfuerzo, en el que todos deberemos dejar algo en el camino en beneficio de una síntesis y del consenso», opinó.
Preguntado por si el Gobierno se encuentra ‘superado’ por la crisis, el titular de Trabajo reconoció que todos los gobiernos, no sólo el español, se vieron superados «por los acontecimientos, la rapidez y la magnitud de la crisis», pero defendió la «rápida» reacción del Ejecutivo socialista en tomar medidas para apoyar al sistema financiero, impulsar la liquidez y frenar la «sangría del paro. «Ahora estamos no sé si al final del túnel, pero ya más allá de la mitad, y el reto que tenemos es plantear las líneas de futuro», concluyó.
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