La portavoz del Foro Galego da Inmigración, Rocío Rodríguez, aseguró que la actual crisis económica afecta, no tanto a aquellas personas inmigrantes que llegan a Galicia por primera vez, sino especialmente a quienes llevan años residiendo en la comunidad, que ven incrementadas las dificultades a la hora de buscar un nuevo empleo o a la hora de renovar sus tarjetas de residencia.
«La gente que llega a Galicia es gente en edad laboral y, en los últimos años, llegan cada vez más mujeres», explicó Rocío Rodríguez a Europa Press, lo que contrasta con la percepción que se suele tener de la inmigración como fenómeno exclusivamente masculino. De hecho, los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), que datan del año 2007, reflejan que frente a los 25.282 hombres que llegaron a la Comunidad gallega, hubo 22.490 mujeres.
Según la portavoz del Foro Galego da Inmigración, si bien la población africana en Galicia está más «masculinizada», la procedente de América Latina equipara cuantitativamente a los dos sexos. «Los motivos que contribuyen a tomar la decisión de inmigrar son diferentes, por lo que no se puede generalizar», explicó. Pero la intención de «reagrupar» a la familia, o comenzar «nuevos planes de vida», así como las razones de índole «económica», son los más comunes.
Lo dice también una nota de prensa del Instituto Nacional de Estadística (INE), en donde se asegura que la calidad de vida de España, la búsqueda de un empleo mejor y la reagrupación familiar son los principales motivos de su traslado al país.
«GALICIA ESTÁ QUIETA»
Por su parte, el presidente de la Asociación de Emigrantes Retornados (Marusía), Manuel Domínguez, opinó que, aunque en los últimos años creció el número de personas inmigrantes que llegaron a Galicia –como parte del proceso migratorio que vive España desde hace una década, aproximadamente–, también han sido muchas las gallegas y gallegos que decidieron marcharse del territorio. Según él, en los últimos años, «alrededor de 400.000 personas» salieron de Galicia.
Las cifras del IGE dan cuenta de ello. En 1997, fueron 46.495 las emigraciones que sufrió el territorio gallego, y 50.265 las inmigraciones; diez años después, las cifras ascendieron a 93.412 y a 112.995, respectivamente. Pero, para Domínguez, éste no es un fenómeno puntual, pues «Galicia lleva experimentando migraciones desde el siglo XIX».
«Galicia está abandonada, quieta; vamos hacia atrás y esto no es casualidad», criticó el presidente de Marusía en declaraciones a Europa Press, y añadió que «los gallegos consideran que tienen mayores posibilidades fuera de la comunidad». La explicación que le dio a esto es la «transmisión boca a boca», y en esta línea se quejó de que lo que hacen, «en lugar de reivindicar y ser autocríticos», es «coger la maleta».
Los principales destinos, según explicó Manuel Domínguez, suelen ser Madrid o Cataluña, dos de las comunidades más ricas del estado, aunque reveló que «todavía hay personas que se van a Suiza a buscar trabajo». Además, como expresó, existen muchos jóvenes, con preparación y estudios, que salen de España en busca de mayores posibilidades.
LA INMIGRACIÓN COMO «PROBLEMA»
A nivel estatal, las personas inmigrantes representan el 10 por ciento de la población –en España hay 2,16 millones de hogares donde reside al menos una persona extranjera–, y en la Comunidad gallega hay actualmente más de 40.000 inmigrantes afiliados a la Seguridad Social.
Para Manuel Domínguez, Galicia es «más ignorante que racista», e insistió en que «tal vez exista racismo», aunque cree que «no mucho». Aun así, a nivel estatal, los informes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) evidencian que la inmigración sí es percibida como un problema por gran parte de la sociedad española.
En una encuesta de noviembre de 2007, resultó ser el tercer problema más grave para los españoles –sólo por detrás del terrorismo de ETA y del paro–, y estuvo además entre los cinco inconvenientes que los ciudadanos consideran que más les afectan, de una lista de 31 opciones. Además, un 58,8 por ciento de los encuestados creen que en España hay «demasiadas» personas inmigrantes.
Según la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI) de 2007, uno de cada cinco inmigrantes residentes en el conjunto del Estado español alcanzó la educación terciaria y, en general, tienen un nivel de educación alto. Tan sólo un 11,7 por ciento de ellos no posee ningún tipo de estudios, hecho que contrasta con el contexto de pobreza, miseria, analfabetismo y delincuencia que habitualmente se le atribuye a las personas extranjeras.
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