Hasta un 20% de las bajas laborales son dudosas y tienen hasta un 30% de exceso en días de duración, según ha afirmado hoy, citando estudios sobre el tema, el médico de familia Fernando Quijano, que ha impartido en los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, en Laredo, la ponencia ‘¿Sé lo que tengo que saber ante una incapacidad temporal?’, en la que abordó las bajas laborales y el papel de los médicos de cabecera.
Quijano señaló que, si se gestionara bien por parte de todos los empleados, se podría reducir el peso económico y el del absentismo en un porcentaje de un tercio. Precisó al respeto que en el tema de las bajas laborales se cumple la ley de los tercios: un tercio de la población es activa, de ellos un tercio coge la baja y de estos últimos un tercio tiene duraciones excesivas.
El médico señaló que la gestión de las bajas laborales tiene una responsabilidad económica, social y clínico-ética muy importante. En España hay unos 5 millones de bajas, una cifra que según dijo parece muy alta, pero que está «en la línea media» si se compara con Europa.
Ello se debe, a su juicio, a que a más prestaciones más uso de ellas. Así, donde más prestaciones sociales hay en Europa es en la zona norte, y es en esos países donde se produce el mayor número de bajas laborales, «tienen casi el doble de absentismo laboral que los países del sur del continente», subrayó Quijano.
Sobre las variaciones normativas de los últimos años, explicó que han introducido factores que antes no existían como la gestión económica por las mutuas. «Antes el médico de cabecera daba una baja y el inspector médico controlaba las posibles disfunciones y ahí se acababa todo. Desde el 1994 ha habido tales cambios que se han introducido dos nuevos factores. Además del médico de familia y del inspector del sistema sanitario, existen también la inspección del INS y la gestión económica de las mutuas», dijo.
Para el especialista, estar al día en las patologías más prevalentes y que más duración tienen es fundamental para un médico de familia, porque cada vez más existen unos factores «distorsionantes», que son las listas de espera, las tardanzas en hacer pruebas y la «deshonestidad» ante las preferencias. «Esto produce un conflicto ético, el coste económico del que está de baja es tremendo para un país», recalcó.
Quijano abogó porque el médico de familia recupere la autoridad que tuvo y las posibilidades de «ser el ‘crupier’, el que reparte el juego», así como que la mutua pudiese estar en disponibilidad de pactar con éste determinadas exploraciones, que pudiese hacer determinadas pruebas sin esperar a un especialista.
Además, en su opinión, un 16% de bajas laborales por contingencia común que están siendo atendidas por el servicio público de salud deberían serlo por otras entidades, ya que «produce un incremento económico y un alargamiento de las listas de espera».
BAJAS FRAUDULENTAS
Quijano señaló que los accidentes de tráfico suelen contraer bajas fraudulentas, ya que tienen un componente psicológico muy importante, las molestias duran más que las mismas causadas por otro motivo. «Es difícil medir la subjetividad del paciente por eso se cree que los médicos de familia tiene una ventaja pero también un inconveniente porque la cercanía provoca cierta presión. Con los recursos adecuados puedes enfocar las cosas bien en el 90% de los casos», dijo.
Además, las aseguradoras saben que les van a pedir una indemnización y que cuantos más días de baja se esté más alta es la misma, por lo que un porcentaje de gente tendrá «neurosis de renta», «Se dice que los médicos de las mutuas son muy rápidos dando altas y los de la seguridad social son muy lentos», dijo Quintana, para quien «probablemente entre las dos está el justo medio». «Hay que unificar criterios, actualizar conocimientos y aplicar los estándares de duración, cada patología tiene una duración estándar», precisó.
En cualquier caso, en su opinión, «hay que aplicar sentido común, estar al día en los conocimientos de epidemiología y tener técnicas de comunicación, que cada vez son más importantes en el trato con el paciente, el médico debe saber cómo pactar».
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