Los trabajadores franceses de New Fabris, una empresa de componentes para el automóvil en quiebra, votaron ayer a favor de retirar las bombonas de gas con las que amenazaban con hacer volar la fábrica si no lograban las indemnizaciones por despido de 30.000 euros para cada uno de los 366 asalariados que se verán en el paro.
La decisión, adoptada en el curso de una asamblea, se produce en vísperas de la reunión que el jueves mantendrán con el ministro de Industria, Christian Estrosi, quien había puesto como condición previa para recibirles retirar la amenaza que pesaba sobre las instalaciones de la fábrica.
En todo caso, el delegado de la CGT, Guy Eyermann, dijo que los trabajadores hacen «un esfuerzo» pero que no descartan nada poque si la reunión del jueves se salda con un fracaso volverán a colocar las bombonas de gas. «Nuestro ultimátum sigue fijado en el 31 de julio», advirtió el sindicalista.
Estrosi ya ha adelantado que ni Renault ni Peugeot, los dos principales clientes de New Fabris a quienes los asalariados acusan de haber provocado la quiebra de la empresa, no estarán presentes en la mesa de negociación.
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