Un total de 320.553 autónomos se dieron de baja en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) en los seis primeros meses del año, lo que supone un aumento del 13,3% en comparación al mismo periodo del año anterior y del 53,3% si se compara con el año 2007, cuando el país aún no había notado los efectos de la crisis económica.
Así se desprende de un estudio elaborado por la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), que asegura también que el número de altas en el RETA registradas entre enero y junio (236.186) cayó un 17,1% en comparación el 2008 y un 19% en comparación con el año 2007.
La diferencia entre las altas (236.186) y las bajas (320.553) producidas en los seis primeros meses del año arroja un resultado de 84.367 afiliados menos al RETA durante el primer semestre, que pueden ser consecuencia, según ATA, de diversos factores como el cese de actividad, la jubilación, incapacidad o cambio de actividad..
Por sectores de actividad, el sector de la construcción fue el más afectado por la pérdida de trabajadores autónomos entre enero y junio, al acaparar el 54% de las bajas de autónomos. A continuación se situaron el comercio (28% de las bajas), el transporte (5%), la industria (5%) y la hostelería (2%).
Según el informe de ATA, en 2008 los autónomos ya empezaron a notar los efectos de la crisis, lo que hace más llamativo la «abismal diferencia» entre el primer semestre de 2009 y los datos del 2007, cifras que ponen de manifiesto que el colectivo de autónomos es uno de los más afectados por la crisis económica.
«La situación de crisis económica y recesión que esté sufriendo España está suponiendo un auténtico ‘via crucis’ para los autónomos. Posiblemente, hayamos llegado ya a la séptima estación, pero aún nos quedan otras siete que seguro van a ser mucho más duras y duraderas», señaló el presidente de ATA, Lorenzo Amor.
A su parecer, estos datos demuestran que en estos momentos no se dan las condiciones para que se produzcan nuevas altas de emprendedores, pero sí para que sigan aumentando las bajas, lo que hace necesario poner una «autopista» en materia de financiación y protección social para que empiecen a surgir emprendedores.
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