La reorganización laboral del sector de autobuses de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), que la dirección quiere empezar a aplicar en otoño, sublevó ayer a los sindicatos mayoritarios –CGT, Actub y Plataforma Sindical de Autobuses–, que advirtieron de que el conflicto por los dos días de descanso semanal que duró 18 jornadas de huelga «se quedará corto», y la decisión tendrá consecuencias para la dirección y el Ayuntamiento.
Lo dijo, en declaraciones a los periodistas, el delegado de la CGT Josep Garganté después de que TMB anunciara al comité de empresa que, mientras no se firma el nuevo convenio que ya lleva 45 reuniones, quiere ejecutar un plan que asegure la organización laboral de la empresa desde otoño. Ahora los sindicatos tienen dos semanas para dar su opinión.
En una rueda de prensa, la presidenta de la compañía, Assumpta Escarp, explicó que su plan supone aplicar los acuerdos de abril de 2008 que implican la reducción de 25 minutos y permiten los dos días de descanso semanal a 2.900 conductores. Incluye también aplicar los 30 minutos de descanso diario y la reducción de horas extraordinarias que fija el Decreto de 2007.
Escarp aseguró que los cambios se harán «sin pérdida de salario», permitirán distribuir el servicio y generar 600 empleos en cinco años. A ellos se sumarán 400 de la Línea 9 de Metro que debe terminarse en 2014. TMB ha contactado con la Conselleria de Trabajo para que tengan prioridad empleados o autónomos afectados por ERE de sectores afines, como Nissan.
Para el delegado de la CGT Saturnino Mercader, «la empresa ha venido en plan fascista» que no dejará indiferente en las cocheras, auguró Garganté. Afirmaron que la propuesta ya fue rechazada por las centrales. Afirmaron que significa perder 3.000 euros anuales de sueldo y que la creación de nuevos puestos se hará a partir de lo que dejarán de cobrar.
Parte de esta pérdida es por la eliminación del complemento de tiempo de presencia –que se utiliza para momentos como la preparación del autobús antes de partir– que suponía 130 euros mensuales. También aseguraron que implicará perder parte de la reducción de jornada, que se había situado en 1.669 horas anuales, y que pasará a ser de 1.690.
La presidenta de TMB desvinculó el plan de las negociaciones del convenio, sin avances desde el 20 de abril cuando los sindicatos mayoritarios radicalizaron sus acciones. Escarp acusó a las centrales sindicales de querer dilatar la negociación para esperar una coyuntura económica más favorable que avale sus propuestas.
Pese a que la dirección no aceptará propuestas «inasumibles», y más en crisis, Escarp se mostró optimista para llegar a un acuerdo. Los sindicatos también mostraron su voluntad negociadora y han pedido una reunión urgente con la consellera de Trabajo, Mar Serna, para que haga lo posible por el acuerdo.
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