El plan de Rusia de cerrar los lugares de apuestas, que van desde vistosos casinos iluminados por luces de neón a reductos de mala muerte con un puñado de máquinas tragaperras, podría dejar sin trabajo a más de 300.000 personas.
‘Tengo 800 empleados que me miran a diario en busca de inspiración y esperanza’, dijo Clive Tilley, que dirige el Casino de París con 70 mesas, el mayor complejo de apuestas de Moscú donde los apostadores juegan bajo viñedos en jardines al estilo francés.
‘Con la economía como está ahora, no es momento de recorrer las calles en busca de trabajo. Me rompe el corazón’, agregó Tilley.
A partir del 1 de julio, entró en vigencia una orden del Gobierno para reemplazar los casinos y lugares de apuestas por zonas de juego al estilo Las Vegas, pero sólo en cuatro regiones poco visitadas, que se considera que están necesitadas de inversión, incluyendo una provincia cercana a la frontera con Corea del Norte.
El primer ministro Vladimir Putin concibió la idea en el 2006 cuando era presidente después de que el Ministerio del Interior vinculara varias operaciones de juego en Moscú con una organización criminal georgiana.
Las zonas a desarrollar – en la región de Krasnodar al sur, el enclave báltico de Kaliningrad, la región de Altai al este de Siberia y el puerto de Primorye en el lejano oriente – requieren de una inversión de 23.000 millones de dólares y no han sido construidas.
La capital rusa tiene alrededor de 550 lugares donde se puede apostar, incluyendo 30 casinos que se han convertido en sinónimo del amor de Moscú por el exceso y ocupan privilegiados sitios por toda la ciudad.
Quienes critican el plan del Gobierno dicen que está condenado a fallar por la falta de inversión.
‘Esta es una idea absolutamente irreal’, dijo Samuel Binder, sub director ejecutivo de la Asociación Rusa para el Desarrollo de los Negocios de Apuestas, un organismo de monitoreo independiente.
‘Es absurdo pensar que estos reemplazos puedan ser levantados y puestos en funcionamiento de manera inmediata… Incluso aquellos que tienen inversiones en lugares de apuestas se han dado cuenta de que preferirían poner su dinero en otro lugar en la ex Unión Soviética o en América Latina’, agregó Binder.
TRABAJADORES DESPEDIDOS
Tilley, un británico de 50 años que ha estado en el negocio de los casinos durante 30 años, se llevará parte de su personal a Montenegro donde se reestablecerá después de abandonar Moscú. Sus sociedades en el sector de la hostelería de lujo en Rusia también sufrirán.
‘Encontrar empleo es lo único que pensamos. Especialmente con esta crisis encima’, dijo un guardia de seguridad de poco más de 30 años en un lugar de apuestas en Moscú, hablando con la condición de conservar su anonimato.
El desempleo en Rusia ha alcanzado su máximo punto en ocho años y los organismos de la industria estiman que de 300.000 a 350.000 empleos están en riesgo.
ZONAS DE JUEGO ESPECIALES
Kaliningrad, enclavado entre Polonia y Lituania y anexionada por Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, tendrá 10 casinos, el mayor número entre todas las zonas de juego.
‘No ha habido una sola propuesta concreta. El setenta por ciento de la población de Kaliningrad está en contra’, dijo Solomon Ginzburg, un diputado de la Duma regional.
A lo que añadió que los casinos funcionarán de forma clandestina después de la prohibición, como en la era soviética cuando casi todo el juego era ilegal pero se realizaba en casas o bodegas.
La policía de la ciudad de Moscú dice que allanará cualquier lugar de apuestas en los primeros días de la prohibición.
‘Esta (la prohibición) creará bandidos y negocios clandestinos, por supuesto que sí. ¿Acaso piensas que la gente no lo hará de todos modos de forma encubierta?’, dijo Binder de la asociación rusa de apuestas.
Pero Baidakov dijo que el Gobierno estará a la altura del desafío.
‘No hay ninguna ciudad en el mundo que tenga un negocio de apuestas regulado que no haya logrado superar los intentos de los propietarios de locales de apuestas de pasar a la clandestinidad’, añadió Binder.
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