La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aconseja a los países mantener abierta la puerta a la inmigración para hacer frente a las necesidades de mano de obra a largo plazo una vez superada la crisis económica, según el último informe sobre las Perspectivas de las Migraciones Internacionales presentado hoy por el organismo con sede en París.
El documento constata que el desempleo ligado a la crisis afecta en mayor medida a los trabajadores inmigrantes que a los autóctonos –en el caso español la tasa de paro es del 27% en el primer caso y del 15% en el segundo– porque los sectores de actividad que más han caído son también los que más mano de obra inmigrante contrataban, como la construcción o los servicios vinculados al turismo.
Asimismo, el informe pone de relieve el impacto limitado que tienen los programas de retorno voluntario de inmigrantes puestos en marcha por algunos Gobiernos, entre ellos el español, tanto a la luz de experiencias pasadas como a la vista de las cifras de quienes se acojen a esta posibilidad. En España, a mediados de marzo de 2009, eran 3.926 los inmigrantes en paro que se apuntaron al programa, cuando el Gobierno estimaba que lo harían más de 80.000.
En opinión del secretario general de la OCDE, Angel Gurría, el escaso éxito de las medidas de retorno se debe a la expectativa de los propios inmigrantes de volver a encontrar en España un empleo cuando la situación económica mejore.
«Están apostando que en seis meses o un año puede volver a normalizarse la actividad económica, ya tienen afincanda su familia y entonces piensan que tendrán mejores oportunidades», declaró Gurría a la prensa tras presentar el informe. Así pues, según el responsable de la OCDE, tienen estas expectivas y son conscientes de que «las crisis económicas no duran toda la vida».
La Organización indica también que la crisis ha provocado que, por primera vez desde la década de los ochenta, se produzca un descenso «muy importante» de inmigrantes hacia los países de la OCDE un fenómeno observado claramente ya en España, Irlanda o Reino Unido, los países donde primero se ha notado la recesión y donde la mano de obra inmigrante ha jugado un papel «clave» durante el reciente periodo de expansión económica.
En España, durante la última ola de regularizaciones en 2005, el 32% de los candidatos a la misma trabajaban como empleados domésticos, el 21% en el sector de la construcción y el 15% en la agricultura.
Además la OCDE destaca que el aumento de la población inmigrante en España ha sido tal que el número de trabajadores inmigrantes es más importante que en Francia y que si bien desde 2005 se han puesto en marcha mecanismos de contratación en origen con un cierto éxito, el paso a un sistema plenamente legal parece «difícil y progresivo».
MENOS PERMISOS
A título de ejemplo, el texto de la OCDE menciona el caso de Cataluña, la comunidad que más residentes extranjeros acoge y donde las solicitudes de permiso de todo tipo –de primer trabajo, renovación, reagrupación familiar y de residencia– descendieron un 15% en 2008.
También en Baleares los permisos de trabajo concedidos a lo largo del primer semestre de 2008 cayeron hasta los 8.000 cuando un año antes habían sido 14.300. La inmigración por reagrupación familiar ha bajado considerablemente en 2008 y frente a los 128.200 permisos de 2007, en 2008 fueron menos de 100.000.
Para Gurría lo que está pasando en España, al igual que en resto de países, es una «reacción» a la situación del mercado laboral y por lo tanto, no cree que se estén «cerrando» las políticas de inmigración. «Se están cerrando los mercados y las autoridades están reconociendo ésto y tratan de reequilibrar la oferta y la demanda», argumentó.
En España, recuerda el secretario general de la OCDE, hubo una política migratoria «muy activa» que supuso la entrada de entre 300.000 y 400.000 inmigrantes anuales durante los últimos diez años y ahora esta población de de 4 ó 5 millones está viviendo un impacto mayor que el promedio en términos de desempleo.
A su juicio, los inmigrantes están «sobrerepresentados» en los sectores con más incidencia en el nivel de paro. Igualmente, destacó que esta población no eran «indocumentados» ni «ilegales». «Es una emigración que entraba por Barajas, no entraba por el mar, se registraba y estuvo contribuyendo al superávit de la Seguridad Social durante algún tiempo», dijo.
«Son participantes activos, vibrantes, de la economía española. La economía española se ha beneficiado y ahora, en este momento difícil, habrá que echar una mano», resumió.
Los comentarios están cerrados.