El Cuerpo Nacional de Policía presentó ayer su nueva equipación, en la modalidad primavera-verano, que destaca por eliminar elementos que podían resultar peligrosos en las actuaciones de los agentes, como la placa con puntas que iba adherida a la camisa. El conjunto final, todo azul marino, destaca por el estilo ‘casual’, de pantalón ‘cargo’ (de inspiración militar y bolsillos laterales), la sustitución de la camisa por un polo con falsos botones, unas cómodas botas en lugar de zapatos y gorra beisbolera que hace reservar la de plato sólo para el uniforme de gala.
La uniformidad policial culmina así un viaje que nació con el color marrón en democracia, giró al azul y blanco en 1987 e irrumpirá de azul marino en la segunda década del siglo XXI. Confortabilidad, seguridad y prevención de riesgos laborales son los patrones seguidos para reformar la equipación, según el Ministerio del Interior. Cada uniforme costará 130 euros.
La nueva uniformidad comenzará a utilizarse en Madrid este verano –6.140 agentes destinados en la Comunidad de Madrid ya los vestirán en junio– y completará su implantación entre los 60.000 agentes del Cuerpo a principios del próximo año. Todos los agentes tendrán el nuevo uniforme, aunque las unidades especializadas, como los GEO, subsuelo o Tedax, mantendrán además sus características equipaciones. Además, todos los agentes continuarán vistiendo corbata y gorra de plato cuando se requiera su presencia en uniforme de gala.
Especialmente incómoda para el trabajo en la calle resultaba la gorra de plato, que da paso a una beisbolera tocada en su visera por franjas doradas (una para la escala básica y dos para la ejecutiva). La gorra beisbolera de la Escala Superior, es decir, la de los mandos del Cuerpo, está decorada en su visera con laureles dorados que recuerdan al estilo ‘bling bling’, popularizado por las estrellas del ‘hip hop’, mezclando deportividad y lujo. El ‘bling bling’ recibe su nombre del ruido que hacen las cadenas de oro al chocar.
BOTAS POR ZAPATOS.
Los zapatos, poco útiles para carreras y persecuciones, da paso a unas botas militares con una cómoda suela. Los pantalones tienen una goma en su cintura que permite ajustarlos mejor, mientras que el cinturón es de tela y la hebilla de plástico, lo que permite suprimir el enganche metálico.
La camisa blanca es sustituida por un polo azul marino, con un sólo botón real, los demás son falsos, con grandes letras de Policía en su espalda y la enseña nacional. En la parte delantera, la placa es de PVC y va cosida a la tela y muestra el número de carnet profesional de cada agente, visible hasta a un metro y medio para el ciudadano. La versión otoño-invierno pone mangas largas al polo y un jersey de canelones con cuello de pico en lugar de a la caja. Para las dos temporadas, el uniforme de calle prescinde de la corbata.
Para la presentación de la nueva uniformidad –encargada a empresas españolas, tantos las botas como la ropa– acudió a la sede central de Canillas el director general de Policía y Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, y la vistieron su ‘número dos’, Miguel Angel Fernández Chico y el jefe superior de Madrid, Carlos Rubio, entre otros. La presentación a los medios corrió a cargo del subdirector general de Gestión Económica, Técnica y Documental, Felipe Hernández.
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