Robert Thiel, un francés de 44 años que lleva más de dos años en el paro, inició el pasado 2 de junio en Sarreguemines, en Lorena, una caminata en dirección al Elíseo con el único objetivo de ser recibido por Nicolas Sarkozy, el candidato por el que Thiel votó hace dos años en las elecciones presidenciales.
«Intento ver al presidente para que me eche una mano para encontrar trabajo», fue lo que le dijo a sus hijos de siete y tres años y medio hace doce días, cuando empezó su periplo. Ahora ha recorrido 400 kilómetros apoyado por la gente con la que se ha cruzado en el camino. «La mayoría entendían mi decisión y algunos incluso me colaban algún billete. No me esperaba tanta generosidad», admite.
Después de haber pasado por los puestos de gerente, jefe de obras, obrero en la empresa Continental y chófer, Robert Thiel, sin subsidio de desempleo desde hace ocho meses, busca un trabajo estable y duradero y está dispuesto a cambiar de residencia si es necesario, pero lo que no quiere es vivir de la asistencia social.
Consciente de que igual no puede ver a Sarkozy inmediatamente, Robert Thiel dice que no pasa nada si tiene que esperar una o dos semanas en París. Y haciendo gala de un gran pragmatismo ha repartido su número móvil durante su recorrido con la esperanza de que alguien le ofrezca trabajo.
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