Spanair no descarta acudir a «nuevos recortes de plantilla» para que el negocio sea viable, incógnita que podría despejarse en las próximas «semanas o meses», después de que los objetivos de la compañía para reducir costes «no se hayan cumplido».
En una entrevista a la revista ‘Capital’, que recoge Europa Press, el presidente de la aerolínea, Ferran Soriano, reconoció que pese a la «importante reestructuración» llevada a cabo hace un año, Spanair no ha logrado reducir los costes que buscaba y debe «conseguir más».
«No descartamos nada. Trabajamos con la intención de que no sean necesarios (nuevos ajustes de personal), pero sería imprudente decir que no tomaremos cualquier medida necesaria para que el negocio sea viable. Es una incógnita que se va a despejar en semanas o meses», aseguró.
No obstante, Spanair prevé alcanzar el equilibrio financiero el próximo año y lograr beneficios en 2011. La compañía espera recibir los 35 millones de euros que quedaron por cubrir tras ampliar capital por valor de 100 millones de euros el pasado mes de abril. La sociedad Iniciatives Empresarials Aeronàutiques (Ieasa), liderada por empresarios catalanes, y propietaria del 80,1% del capital, aportará dicha cantidad antes de finales de año, en función de las necesidades de caja de la aerolínea.
Para Soriano esta inyección servirá para que algunos de los actuales socios aumenten su participación y para que entren nuevos inversores. «Spanair tendrá nuevos socios que no serán catalanes», anunció el presidente de la compañía, quién apuntó a posibles nuevas ampliaciones de capital a partir de 2010 ó 2011 o incluso salir a Bolsa.
Spanair no es ajena a la crisis, en lo que va de año ha perdido dos millones de pasajeros por sus efectos. De enero a mayo, según datos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), la aerolínea transportó 5,06 millones de viajeros, un 33,2% menos que en el mismo periodo de 2008, siendo la cuarta compañía del mercado nacional por detrás de Iberia (12,1 millones de pasajeros), Ryanair (6,5 millones) y Air Europa (5,3 millones), por este orden.
Soriano considera que la demanda de vuelos se recuperará cuando lo haga la economía, ya que está «íntimamente ligada a la evolución del PIB, en una relación casi de uno a uno». «El valor del negocio ha caído un 25% este año –un 15% menos de pasajeros y tarifas un 10% más bajas–, pero hay indicios de que en verano la demanda crecerá, aunque no tenemos ninguna certeza de lo que pasará en invierno», advirtió.
Sin embargo, no es partidario de entrar en una guerra de precios por conseguir pasajeros. Desde su punto de vista, el nivel actual de las tarifas ya es «suficientemente bajo». «Este sector siempre ha sido incapaz de adaptar la oferta a las caídas de la demanda, lo que lleva a un descenso de las tarifas y al consiguiente deterioro de la cuenta de resultados de las compañías, lo que no es bueno para nadie», opinó.
EL PRAT PUEDE COMPETIR CON BARAJAS.
Por el momento, los objetivos de Spanair son «conectar Barcelona con el mundo y ganar dinero». «Las dos cosas son necesarias, no vale la una sin la otra», recalcó Soriano. «No veo por qué en España tenemos que conformarnos con tener sólo un hub –centro de interconexión de vuelos– en Madrid, cuando en Alemania o Italia tienen dos. Hoy Barcelona tiene un aeropuerto que puede competir con Madrid, París o Roma», defendió.
Spanair planea a medio plazo ofrecer vuelos de largo radio desde Barcelona con su flota o en código compartido con sus socios de Star Alliance, aunque este proyecto no estará sobre la mesa hasta dentro de dos años.
En cuanto al papel de Spanair en la lucha por el traspaso de competencias a Cataluña en el nuevo modelo aeroportuario, Soriano señaló que la relación de la compañía con AENA se desarrolla en términos empresariales. «El debate sobre la gestión de los aeropuertos no nos incumbe», zanjó.
«Las instituciones han hecho el papel que les corresponde, que es incentivar una iniciativa claramente de interés público e inmediatamente apartarse por completo para que la gestión sea totalmente privada», destacó para puntualizar que Spanair es una compañía privada. «La participación directa de la Administración pública no llega al 4% y lo único que ha hecho es impulsar el proyecto, nada más», recordó.
De hecho, criticó la política de subvenciones realizada desde la Generalitat de Cataluña hacia las compañías de bajo coste que ha derivado en el crecimiento de los aeropuertos de Reus y Gerona. Al respecto, opinó que al permitir que las ‘low cost’ compitan «en condiciones más favorables» que el resto «se hace un flaco favor a la comunidad». «La Administración debe ir con cuidado para no dar tratos de favor y no dificultar proyectos de interés común», concluyó.
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