Al menos 100 millones de niñas están implicadas en el trabajo infantil en todo el mundo, según señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que aseguró que más de la mitad de está cifra está involucrada en trabajos peligrosos, que muchas de ellas no tienen acceso a la educación y un gran número trabaja en situaciones que ponen en grave peligro su salud, seguridad y moral.
Se cumplen ahora diez años desde que la OIT adoptó la Convención sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil, que se convirtió en la convención que más rápidamente se ratificó y que ayudó a generar un gran cambio en las actitudes hacia el trabajo infantil. Un elemento importante de la Convención es que se debe prestar atención a la situación de los menores que corren un riesgo especial.
La OIT ha publicado un informe que se centra en las niñas y el trabajo infantil, y que lleva por título ‘Da a las niñas una oportunidad’. El informe pretende subrayar la especial vulnerabilidad de las niñas.
«En su evaluación sobre el trabajo que las menores llevan a cabo en el mundo hoy, presenta nuevas estadísticas sobre los aspectos de este trabajo, por ejemplo, en la extensión de la implicación de los servicios domésticos que no son retribuidos», según la directora del programa para la erradicación del trabajo infantil de la OIT, Michelle Jankanish.
«Mientras que hay una escasa diferencia en la implicación de niños y niñas en la actividad económica en general, el informe sugiere que las niñas trabajan más que los chicos en las tareas del hogar, una situación que dificulta su asistencia a la escuela», apuntó.
Aunque se ha hecho cierto progreso a la hora de reducir el trabajo infantil durante los diez últimos años, la crisis financiera mundial amenaza con erosionar estos avances. Cuando las familias se vean abocadas a la pobreza y tengan la oportunidad de enviar a sus hijos a la escuela, las niñas tienden a perder. «A medida que la crisis se profundice, las niñas estarán entre las víctimas principales», aseguró Jankanish.
Enfrentar el trabajo infantil de manera efectiva necesita una respuesta integrada basada en estrategias para reducir la pobreza y promover un trabajo decente para los adultos. «A medida que revisamos el progreso dado en la lucha contra el trabajo infantil durante los últimos diez años, así como los desafíos futuros, el informe prueba que la situación de las niñas requiere una atención especial», señala. «Las oportunidades o la falta de ellas que se les proporciona a las niñas en la vida puede determinar su futuro y el de las generaciones venideras», añade.
«Las niñas tienen el derecho a crecer y desarrollarse sin estar sometidas al trabajo infantil, y tienen derecho a una educación. Debemos dar a las niñas una oportunidad para hacer de estos derechos una realidad», afirmó esta responsable de la OIT.
El informe también indica las razones por las que es importante dirigir los problemas a los que se enfrentan las niñas implicadas en el trabajo infantil, como la naturaleza oculta de numerosas formas del trabajo de las menores, su especial vulnerabilidad, la «doble carga» de tener que combinar tareas domésticas y actividad económica, así como el enorme impacto indirecto de la epidemia de sida sobre el trabajo infantil en general y sobre las niñas en particular.
DOS TERCIOS DE LOS ANALFABETOS, NIÑAS
Casi dos tercios de la población analfabeta del mundo la componen mujeres, y la OIT alerta del hecho de que las niñas constituyen una gran proporción de los menores implicados en algunas de las formas más peligrosas de trabajo infantil, incluido el trabajo forzado y en régimen de servidumbre y la prostitución.
La falta de igualdad a la que muchas niñas se enfrentan en la educación significa que cuando alcanzan la edad mínima para poder buscar empleo ya tienen una desventaja respecto a los chicos, puesto que no sólo carecen de educación, especialmente secundaria, sino que también tienen un acceso limitado a la educación en habilidades básicas.
El informe asegura que los gobiernos tienen la responsabilidad primaria para terminar con el trabajo infantil, y pide un fortalecimiento de políticas para tener en cuenta la especial situación de las menores. La OIT también pide un diálogo sobre este tema dentro de las estructuras nacionales responsables de la erradicación del trabajo infantil, con una implicación total de las organizaciones sociales.
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