El 20% de los inmigrantes que residen en Cantabria dejaron su país en busca de trabajo y el 40% por un empleo mejor

Prácticamente el 20 por ciento de los inmigrantes que residen en Cantabria vinieron a España porque no tenían trabajo en su país y otro 40 por ciento lo hizo en cambio para encontrar un empleo mejor. A estas razones, se suman en muchos casos otras como el reagrupamiento familiar o la búsqueda de una mejor calidad de vida.

Son datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane), recogidos por Europa Press, que cifran en más de 30.000 los extranjeros que residen en la región.

Según el estudio del Icane, el 19,26 por ciento de ellos dejaron sus países por falta de empleo allí y el 39,15 por ciento en busca de uno mejor. Pero además, un 8,8 por ciento llegó a España por cambio de su destino laboral y un 9 por ciento por razones formativas.

En realidad, los encuestados no dan una única razón para explicar su traslado a España, que no en todos los casos se debe exclusivamente a motivos profesionales y, así, cobran también un peso importante las razones familiares y la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Aparte de los motivos laborales, el 38,56 por ciento de los inmigrantes residentes en la región atribuye también su viaje a España a reagrupamiento familiar y un 36,77 por ciento a la calidad de vida en el país. Asimismo, el coste de vida fue factor determinante en su decisión para el 6,15 por ciento de esos inmigrantes residentes en Cantabria.

En otros casos, el traslado a España responde a otras causas como la jubilación (el 1,42 por ciento), razones políticas (3,62%) o religiosas (0,36%) o incluso el clima (1%).

Por lo que respecta a su labor profesional antes de dejar sus países de origen, el 34,39 por ciento no había trabajado antes, pero el resto sí. Entre los que ya habían trabajado son mayoría los que fueron empleados por cuenta ajena en el sector privado, en concreto, el 36,48 por ciento.

Pero también hay un 13,33 por ciento de esos inmigrantes que antes de venir a España eran asalariados del sector público; un 8,9 por ciento que eran trabajadores independientes o empresarios sin asalariados; y un 4,01 por ciento que tenían empresas con asalariados.