Carlos Jiménez Ruiz, director de la Unidad de Tabaquismo del Instituto de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, presentó ayer en Santander los resultados de una encuesta a realizada a 6.533 personas no fumadoras un año antes de que entrara en vigor la ‘Ley Antitabaco’ y un año después para conocer la influencia del tabaco en su salud que demuestran que en dos años la prevalencia del tabaquismo pasivo pasó de un 49,5% a un 37,9%, es decir, un 12% menos. En el ámbito laboral, la prevalencia del tabaquismo pasivo se redujo un 60%, sin embargo, en el ámbito doméstico sólo lo hizo un 21%, por un 31% en el ámbito del ocio.
Por ello, Jiménez defendió que «se debe seguir presionando a la Administración para que se amplíe la actual Ley de Prevención del Tabaquismo y se llegue a una prohibición total de su consumo en todos los espacios públicos».
El doctor hizo estas afirmaciones durante una de las últimas sesiones del 42 Congreso Nacional que Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) que clausuró ayer en la ciudad y en la que se habló sobre los efectos del tabaco en los fumadores pasivos.
En su opinión, los datos de la encuesta reflejan que la nueva legislación ha supuesto una reducción de la prevalencia del tabaquismo pasivo en muchos ambientes, pero no ha influido en otros como los lugares de ocio, donde sigue siendo alta. De ahí, dijo, la necesidad de ampliar y endurecer la ley como se ha hecho en otros países europeos, como Holanda, donde la salud de la población «ha mejorado notablemente en este aspecto», aseguró Jiménez Ruiz.
El tabaquismo pasivo es la tercera causa evitable de muerte en España. Cinco mil españoles mueren cada año como consecuencia de ser fumadores pasivos.
VANERICLINA
Por otra parte, los expertos de la SEPAR defendieron ayer el uso de vanericlina para tratar la deshabituación tabáquica y avalaron la seguridad de su uso y su eficacia en pacientes con dependencia moderada y ‘recompensa positiva’.
Así, la principal conclusión de la mesa redonda ‘Eficacia, seguridad, usos y posicionamiento de vareniclina en el tratamientofarmacológico del tabaquismo’ es que esta sustancia es segura.
Jiménez Ruiz relató la experiencia de su equipo, que ha realizado un estudio sobre 594 pacientes (56% eran hombres y un 44%, mujeres) que eran además fumadores con distinto grados de dependencia (alto o moderado) y respuestas positivas o negativas en el test de recompensa. Cruzando variables, el 71% de las personas que se sometieron al programa de deshabituación, y que cumplían el binomio dependencia moderada o baja y recompensa positiva tuvieron éxito en esta empresa. El doctor indicó que la mayor parte de la población española cumple estos requisitos, por lo que la vareniclina se podría erigir como método extensivo.
Por otro, lado, el médico de la unidad madrileña también apuntó datos positivos en dependencia alta y respuesta negativa, todos ellos por encima del 50%. Respecto a los efectos secundarios, Jiménez Ruiz apuntó las náuseas leves (25%), sueño anormal, cefaleas o insomnio. «Nada parecido a los infartos o intentos de suicidios, consecuencias que se relacionaron con el consumo de vareniclina el pasado año y que pusieron en entredicho su validez», subrayó.
Más allá de las consideraciones acerca del fármaco, el doctor Jiménez Ruiz insistió, al igual que sus colegas en la mesa redonda, en que lo principal es que «el paciente quiera dejar de fumar». Sobre el coste del tratamiento, el doctor Esteban López de Sá y Areses comentó que «no puede ser que sea más caro que el tabaco en sí».
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