La Comisión Europea, convencida de que el impacto de la crisis en el empleo debe ser la «principal preocupación» de los Gobiernos, propuso este miércoles a los Estados lanzarse a los microcréditos para ayudar a los empresarios en dificultades a la hora de conseguir préstamos.
Concretamente, Bruselas ofreció 100 millones de euros que, junto a la aportación de otras instituciones financieras internacionales, permitirán crear un nuevo mecanismo europeo de microcrédito dotado de 500 millones de euros.
Estos fondos estarán destinados a ayudar a las personas con pocas posibilidades de conseguir créditos, especialmente quienes hayan perdido recientemente su empleo, para crear empresas o microempresas, según la Comisión Europea.
La debacle financiera y la crisis de confianza llevó a muchos bancos del mundo entero a cerrar el grifo de los créditos o endurecer las condiciones de concesión, dejando a muchos empresarios sin la posibilidad de financiar sus actividades.
Si bien se trata de un monto poco significativo, Bruselas busca ahora con los microcréditos impulsar una alternativa a la sequía crediticia.
Se trata de la primera vez que el ejecutivo comunitario pone sobre la mesa un proyecto basado en conceder a individuos pequeños préstamos a intereses muy bajos, conocidos como los microcréditos.
«Es la primera vez que la Comisión Europea ofrece directamente crear un mecanismo de microcréditos», explicó la portavoz de Empleo de la Comisión, Katharina Von Schnurbein.
Los microcréditos nacieron en Bangladesh de la mano de Muhammud Yunus, cuyo banco Grameen, dedicado a prestar pequeñas sumas de dinero a los pobres para montar un negocio, le valió el Premio Nobel de la Paz en 2006.
Desde entonces, este tipo de préstamos se han convertido en un modelo económico de referencia en el mundo para luchar contra la pobreza y el desempleo.
La Comisión Europea, que dispone de un margen de maniobra limitado para interferir en las políticas de empleo de los Estados, propuso esta iniciativa junto a otras medidas para impedir la pérdida de empleos, a través de la formación, las prácticas en empresas para los jóvenes o el desempleo parcial.
«El impacto de la crisis en el empleo es nuestra principal preocupación» en la UE, cuya tasa de desempleo se situó en abril en el 8,6%, declaró el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
«Los Estados han hecho esfuerzos enormes para inyectar credibilidad en los mercados financieros y confianza en la economía real. Ahora deben mostrar la misma determinación contra el desempleo», urgió Durao Barroso.
Las propuestas formuladas este miércoles por la Comisión serán sometidas a los Estados de la UE en su cumbre del 18 y 19 de junio en Bruselas.
Una primera queja llegó de la mano del presidente de los socialistas en el Parlamento Europeo, el holandés Poul Nyrup Rasmussen, quien acusó a la Comisión de contentarse con «echar un vaso de agua para apagar las llamas».
Bruselas «parece no darse cuenta de la talla del problema al que nos enfrentamos» con la crisis, «necesitamos un nuevo plan de recuperación más fuerte», con «políticas de creación de empleo más ambiciosas», abogó Rasmussen.
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