El presidente de la Generalitat, José Montilla, consideró hoy que los agentes sociales y económicos están «en condiciones» de afrontar la reforma del sistema de relaciones laborales, como una de las transformaciones estructurales a llevar a cabo en España.
En la conferencia inaugural de la XXV Reunión del Círculo de Economía, que se celebra en Sitges hasta mañana, Montilla pidió «dejar de dar vueltas y comenzar a señalar los elementos claves a abordar» en este ámbito, sin caer en debates de hace 30 años sobre la conveniencia del despido libre, porque cada modelo productivo «debe ir acompañado de un modelo de relaciones laborales que lo complemente». «Y eso no está sucediendo», opinó.
Para él, las relaciones laborales «no deben ser un freno, sino un acicate» para llevar a cabo los cambios necesarios. Concretamente, defendió reformar los procesos de negociación colectiva, que definió como «demasiado rígidos», y delimitar un marco donde empresas y sindicatos puedan llegar a acuerdos singulares que no se ajusten exactamente a convenios sectoriales. También apostó por potenciar la movilidad laboral, y acompasar los incrementos salariales a la evolución de la productividad.
Sin embargo, el presidente de la Generalitat consideró que no es el momento de cambiar modelos de contratación, y que «hará falta abordar estas reformas» cuando se recupere la tasa de actividad. «Entonces será el momento, ahora es difícil que sean aceptadas por los agentes sociales», aseveró.
Montilla respondió así al vicepresidente del Círculo de Economía y presidente de Vueling, Josep Piqué, que defendió la propuesta empresarial de crear un nuevo modelo de contratación que reduzca los costes laborales para las empresas que hacen frente a la crisis y no provoque despidos del personal «más barato» en vez del «más ineficiente».
En el turno de debate, dijo que «el problema de abordar las reformas cuando hay crisis es que los efectos se notan a medio y largo plazo, pero los efectos nocivos sí que se ven a corto plazo, y eso complica las cosas». Afirmó que el sistema de relaciones laborales actual «no tiene un problema de salida» –del coste del despido– y ya se redujeron el número de tipos de contrato en la última reforma, y se mostró partidario de «alcanzar acuerdos entre las partes –patronales y sindicatos– sin necesidad de modificar leyes», más aún con la situación actual de mayorías parlamentarias en el Congreso.
Asimismo, consideró que cambios para hacer más flexible la contratación pueden seguir provocando una tendencia a despedir «por razones de coste y no de eficiencia», e indicó que «se deben entender las reticiencias de los sindicatos».
El presidente catalán también defendió una reforma del sistema de pensiones. Aunque dijo no compartir las tesis «apocalípticas» sobre una eventual quiebra del sistema, sí hizo hincapié en que es necesario pensar en las generaciones futuras.
Teniendo en cuenta la mayor esperanza de vida y el descenso de la tasa de natalidad, apostó por alargar la vida laboral, siguiendo el camino de los países del entorno de manera progresiva y siempre con amplios acuerdos y consensos sociales.
Indicó que no tiene sentido llevar a cabo esta reforma si no se lucha también contra los procesos masivos de prejubilación. «No nos podemos permitir que las empresas no sepan aprovechar el capital humano que atesoran estos trabajadores», advirtió.
También citó otras reformas estructurales necesarias, como la del mercado de la vivienda y la del sistema educativo, y citó aquí la futura Ley de Educación de Catalunya (LEC).
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