Ni los ingresos millonarios de las estrellas de Hollywood son suficientes para esquivar la crisis mundial. Aunque su situación no es comparable a la de un ciudadano de a pie, los famosos también sufren problemas económicos, sobre todo, para aquellos que han decidido poner en venta sus casas y años después no encuentran comprador.
Un ejemplo es la actriz Sharon Stone que no puede mantener su mansión de Los Angeles, una casa de estilo mediterráneo que puso a la venta en septiembre de 2006. Ante la falta de compradores, la intérprete de Instinto básico se ha decidido finalmente a alquilarla, actualmente su inquilino paga 18.000 euros mensuales.
Quien tampoco es capaz de vender sus propiedades es Leonardo Dicaprio. En su caso, la mansión está situada frente al océano en Malibú y en su día costó al actor unos 3.200.000 euros. El protagonista de Titanic ha decidió irse a vivir con su novia, la modelo Bar Rafaeli, por lo que sacó su residencia al mercado por algo más de 4 millones y medio, un precio que, según una información de ‘Daily Mail’, finalmente tuvo que bajar hasta los 3.800.000.
En una situación más comprometida está la familia Osbourne. El líder de los Black Sabbath tiene tres casas en Estados Unidos y Reino Unido y no puede afrontar los gastos de todas. De este modo, decidió deshacerse de su casa estadounidense a cambio de 7 millones de euros. De esta decisión hace ya tres años y la casa sigue sin venderse, a pesar de que en este tiempo la familia decidió rebajar el precio en dos millones.
Más suerte tuvo Nicolas Cage. Él si que ha podido vender un castillo situado al sur de Inglaterra, por el que se encaprichó. El protagonista de 60 segundos lo adquirió en 2006 y después se dio cuenta de que en la reforma se había gastado millones de euros y en todos estos años apenas había ido una vez. Por este motivo decidió venderlo y consiguió enseguida un comprador aunque tuvo que poner su precio 75.000 euros más barato de lo que él había pagado.
Algo parecido le sucedió al rapero Puff Daddy, quien se gastó media fortuna en un jet privado, comprobando después que la otra media se le estaba acabando por viajar en él. «Si vuelo en mi avión me gasto unos 150.000-200.000 euros en un sólo viaje, para eso voy en American Airlines», señalaba hace poco, después de anunciar que quería vender su jet privado.
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