Santiago Cortés, un hombre de 38 años que lleva diez meses en el paro, alcanzó ayer su cuarto día en huelga de hambre para evitar que el banco subaste esta semana su vivienda, después de que no haya podido hacer frente a la hipoteca.
Cortés explica que se decidió a emprender la huelga de hambre tras la negativa del banco a renegociar su hipoteca, que dejó de pagar hace unos siete meses, y cuya deuda asciende ya a unos 6.000 euros.
Relató que su situación es ‘insostenible’ desde que hace casi un año perdió su puesto de trabajo en el sector de la construcción, puesto que además de los 540 euros de la hipoteca tiene ‘que sacar adelante’ a sus cuatro hijas menores de edad.
En la actualidad Cortés ha dejado de cobrar el desempleo y sobrevive con los 420 euros que percibe de subsidio. Por su parte, el trabajo de su mujer -que se dedica a limpiar portales- apenas reporta a la familia unos ingresos de 150 euros al mes.
Este parado, también es presidente de la Asociación de Parados de Casería de Montijo, indicó que lo ha intentado ‘casi todo’, incluso ha ofrecido a la entidad bancaria ir pagando la hipoteca con los 420 euros del subsidio, aunque hasta ahora ‘sólo ha recibido negativas’.
En este sentido, lamentó la actitud de los bancos con las familias ‘honradas’ que se encuentran en apuros económicos y que ‘siempre han pagado religiosamente su hipoteca’ y recordó que el Estado a respaldado a estas entidades con dinero público que ‘debe servir para apoyar a estos ciudadanos’,
El abogado de Cortés irá hoy a la entidad bancaria para intentar renegociar el pago de la hipoteca antes de que el miércoles salga a subasta.
No obstante y ‘pase lo que pase’ este parado del barrio de Casería de Montijo de la capital continuará con la huelga de hambre ‘para ser la voz de las 60.000 familias granadinas que se están viendo en su misma situación’.
‘Los políticos se tienen que dar cuenta de este problema social’, reivindicó este parado, quien lamentó que muchos de los 250 integrantes de la Asociación de Parados de Casería de Montijo se vean obligados a recurrir al Banco de Alimentos de Granada para poder comer cada día.
‘Nadie se esperaba llegar a esta situación porque hace unos meses teníamos una vida laboral normal’, señaló Cortés, que no ha recibido ninguna llamada de su entidad bancaria ni de ninguna fuerza política desde que iniciara el pasado jueves la huelga de hambre.
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