Unos 300 obreros de la factoría que ArcelorMittal tiene en la localidad francesa de Florange, en el noreste del país, interrumpieron ayer de manera pacífica la reunión del comité de empresa extraordinario para reivindicar una fecha para la reanudación de la actividad en la fábrica.
Florange se verá afectada por un paro técnico de cinco meses, pero los trabajadores temen que sea más y casi la mitad de los 2.600 obreros de la factoría se ven afectados por el paro. Durante este periodo, el segundo alto horno de la factoría dejará de funcionar, uniéndose así al primer horno que se encuentra parado desde principios de año.
Los sindicatos temen que esta situación se prolongue durante más tiempo del previsto y algunos barajan incluso 18 meses de paro técnico. «Es una puñalada», denunció el responsable del sindicato CGT, Marc Barthel.
ArcelorMittal se ha fijado el objetivo de reducir más del 50% de su producción en Europa a partir de finales de este mes de abril aunque el pasado otoño había anunciado que sería del 35% y en febrero hablaba del 45%.
Los políticos locales han montado en cólera y la socialista Aurélie Filipetti denunciaba en la emisora ‘Europe 1’ que el gigante de la siderurgia «se burla del mundo». «Para Mittal sólo hay un objetivo: su cartera en bolsa», dijo.
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