La localidad de Foggia, en el sur de Italia, desdoblará a partir de la semana que viene la línea 24 de autobuses públicos, una para los inmigrantes que viven en el centro de acogida Cara y la otra para los habitantes de la ciudad.
Los autobuses destinados a los inmigrantes llegarán hasta el centro de acogida, que se halla a dos kilómetros de distancia del barrio donde se encuentra la primera parada de la línea, de donde partirá, en cambio, la línea destinada a los italianos.
Las razones que han llevado a la empresa de transportes de la localidad a tomar esta decisión son tanto la mejora del servicio y la comodidad de los usuarios como la seguridad, a raíz a las riñas y disputas entre residentes e inmigrantes que se habían registrado en los últimos meses.
En declaraciones a los medios italianos, el alcalde, Orazio Ciliberti, defendió la decisión asegurando que ésta no esconde ningúna «razón de racismo» sino que responde a la necesidad de «crear un servicio mejor». Por lo demás, «nadie impide a los inmigrantes tomar la otra línea», puntualizó.
Aun con todo, Ciliberti admitió que la medida también intenta terminar con los roces verificados en los últimos meses, debidos, sobre todo, al estado de abarrotamiento en que se encuentra el centro para inmigrantes, que en lugar de acoger a 300 personas está ocupado por más de 800.
Sin embargo, el gobernador de la región Puglia, a la que pertenece el centro, Nichi Vendola, consideró que la línea «tiene el sabor de la separación» y «debe ser abolida cuanto antes». Asimismo la asociación de Comunidades Extranjeras en Italia denunció que «el ‘apartheid’ no es la solución».
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