La Asociación Española de la Banca (AEB) avaló el jueves la tesis del Fondo Monetario Internacional (FMI) que advierte de que la crisis será más «profunda y dilatada» si no se realizan reformas en algunos campos como el laboral, lo que incluiría cambios en la modalidad de contratación, negociación colectiva y costes asociados a la rescisión de contratos, entre otras cosas.
En el informe económico y financiero de la asociación correspondiente al mes de diciembre, la AEB coincide también con el FMI en la necesidad de flexibilizar el mercado de la vivienda, promocionando el alquiler y la seguridad jurídica, y en la importancia de reforzar la competencia en algunos sectores, como las comunicaciones, la distribución o la energía.
«Estas reformas permitirían elevar la productividad, reducir la presión sobre los costes y reforzar la competitividad dañada elevando el potencial de crecimiento y de creación de empleo», señala la asociación, que considera que, en el actual contexto, el reforzamiento y la ampliación de las políticas de oferta y de las reformas estructurales cobran una «importancia crucial».
Según el informe, ante la profundidad de la crisis, el sector público debe adoptar una actitud beligerante para amortiguar y acortar su impacto que, posiblemente y en el marco de un programa coordinado a nivel europeo, debe ir más allá de los efectos de los estabilizadores automáticos.
Sin embargo, la AEB considera que esto no debe ser un impedimento para que se apliquen criterios de eficiencia y para que no se comprometa la estabilidad y la sostenibilidad de las cuentas públicas a medio y largo plazo.
En este sentido, afirma que se debería dar prioridad al gasto público productivo frente al gasto corriente, mientras que en la imposición directa considera «preferible» la reducción de la carga de Sociedades a la de IRPF, por su mayor efecto dinamizador.
En cuanto a las previsiones económicas, la AEB asegura que están sujetas a un elevado grado de incertidumbre y que se verán determinadas, en gran medida, por la normalización de los mercados financieros, la evolución de la economía internacional y el impacto de las actuaciones presupuestarias y fiscales anunciadas.
Aún así, afirma que, con la información disponible, la proyección de crecimiento del PIB real abarca una horquilla comprendida entre una caída del 1,5% y el estancamiento, motivado por un retraimiento de la demanda nacional particularmente acentuado, aunque parcialmente compensado por una mayor contribución del sector exterior.
En este contexto, la AEB asegura que la destrucción neta de empleo sería «especialmente intensa» y la tasa de paro, dependiendo de la población activa, aumentaría hasta unos niveles del 15%.
Por su parte, la inflación mostrará un perfil en ‘V’, con una desaceleración hacia niveles inferiores al 1% a mediados de año, seguida de un posterior incremento que permitirá situar la tasa cerca del 2% al cierre del año, siempre partiendo de un escenario en el que los precios del crudo y las materias primas no repuntan.
EL DÉFICIT SE PUEDE ACERCAR AL 5%
De esta forma y bajo el efecto de una disminución de la factura energética y de la moderación de las importaciones, la AEB cree que el déficit por cuenta corriente debería recortarse entre dos y tres puntos del PIB, mientras que el déficit público, por su parte, registrará un «intenso aumento», acercándose al 5%, por la caída de la recaudación impositiva y el fuerte aumento del gasto.
En al ámbito de la política económica, la AEB cree que se puede contar con unas condiciones monetarias relativamente más relajadas y con unos tipos de interés más bajos, aunque considera poco probable que los mercados mayoristas recuperen la fluidez que sería deseable.
En este sentido, explica que la reaparición del riesgo hacia niveles más normales conlleva, inevitablemente, una elevación de los costes de financiación respecto a los niveles «excesivamente laxos» que precedieron a la crisis.
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