RRHH Digital. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, reivindicó el pasado sábado, en la Cumbre de Líderes Progresistas celebrada en Chile, apostar por la «economía verde» como vía para salir de la recesión económica mundial. Sin embargo, el coste de este modelo saldrá muy caro a los españoles.
Cada «empleo verde» que generan las energías renovables ha necesitado subvenciones por valor de 571.138 euros desde el año 2000. Dicho coste supera el millón de euros por cada puesto de trabajo que ha sido creado en la industria eólica, según el Estudio de los Efectos del Apoyo Público a las Energías Renovables sobre el Empleo, elaborado por la Universidad Rey Juan Carlos.
El informe, que ha obtenido una gran repercusión mediática internacional y que corrobora anteriores investigaciones del Instituto Juan de Mariana, muestra el terrible coste laboral y económico que está provocando el modelo energético implantado en España, consistente en el desvío de enormes recursos públicos al fomento de las energías renovables.
Entre 2000 y 2008, el Gobierno español ha comprometido un total de 28.671 millones de euros -descontada la inflación- en subsidios públicos al fomento de energías renovables para los megavatios instalados sólo en dicho período. Un dinero que ha sido o será sufragado íntegramente por el bolsillo de los ciudadanos, ya sea mediante nuevas subidas en el precio de la luz o aumento de impuestos.
Las energías renovables consumen enormes recursos de los contribuyentes. En España, la renta vitalicia media que ingresan las energías renovables es equivalente al 4,35% de la recaudación anual de IVA, el 3,45% del Impuesto sobre la Renta (IRPF) o el 5,6% del Impuesto de Sociedades. De este modo, la factura de la luz tendría que aumentar un 31% para costear el denominado déficit de tarifa eléctrica, según estimaciones de la Comisión Nacional de Energía (CNE). Y ello, debido principalmente al coste de las energías renovables. Los consumidores españoles se enfrentan, pues, a una fuerte subida de la tarifa eléctrica o un aumento de impuestos derivado de la política energética impuesta por el Gobierno.
Como resultado, este despilfarro de recursos ha provocado la destrucción neta de 113.000 puestos de trabajo en la economía española, según el informe. Es decir, 2,2 trabajos destruidos por cada «empleo verde» generado por este sector gracias a la subvención
En términos de potencia instalada, cada megavatio «verde» subvencionado en España destruye un promedio de 5,39 empleos en el resto de la economía nacional: 8,99 en el caso de la energía fotovoltaica, 4,32 trabajos por cada empleo creado en la eólica y 5,84 en el caso de la mini-hidroeléctrica. A éstos, deben sumarse aquellos empleos perdidos como consecuencia de las deslocalizaciones o cierres a que se han visto forzadas algunas industrias españolas intensivas en consumo de electricidad. Como hemos visto, el crecimiento exorbitado del déficit de tarifa (algo más de 15.000 millones de euros desde 2000 a 2008) está conduciendo a que la tarifa eléctrica esté sufriendo subidas importantes en los últimos años. Sólo en 2007 se incrementó en torno a un 55% para grandes consumidores de electricidad, por lo que estos costes de electricidad no están pudiendo ser competitivos con los de otros países como Francia. Las empresas más afectadas por su alta intensidad de consumo eléctrico son las pertenecientes a los sectores de la metalurgia, la minería no metálica y la transformación de alimentos, bebidas y tabaco.
El estudio advierte de que el precio mínimo que garantiza la ley a la generación de energía renovable, muy por encima de los precios de mercado, desperdicia una gran cantidad de capital que podría haber sido destinado de un modo más eficiente a otros sectores productivos. España sufre una «burbuja» insostenible en el ámbito de las «energías verdes». Un sector que está condenado a sufrir un ajuste dramático, con desempleo masivo, pérdida de capital y desmantelamiento de industrias asociadas a la construcción de módulos, mantenimiento e instalaciones de plantas, etc., en caso de no mantenerse artificialmente mediante el actual nivel de ayudas públicas. De hecho, ya nos encontramos con este panorama con la fuente renovable que ha contado en España con la mayor burbuja en el mundo, especialmente, en 2008, gracias a las fuertes retribuciones garantizadas: la solar fotovoltaica. El inicio del pinchazo de su burbuja lo encontramos también en octubre de 2008, cuando entra en vigor un marco retributivo mucho más restrictivo, con objeto de controlar el déficit tarifario y reducir la llegada masiva de inversores no especialistas en el sector, que hasta entonces había sido abrumadora como resultado de que las tasas internas de retorno se movían entre un 15 y un 20%, siendo sustancialmente atractivas en cualquier época, pero en especial en tiempos de crisis.
Además, el mantenimiento de este modelo energético retrasará la salida de la crisis económica en España. Pese a ello, el presidente de EEUU, Barack Obama, pone como ejemplo a España, y confía en las energías renovables para impulsar la economía de la primera potencia mundial. El estudio sugiere que, en caso de implantar el sistema español, EEUU podría perder igualmente 2,2 puestos de trabajo directos por cada «empleo verde» creado vía subvenciones. Es decir, EEUU se enfrentaría así a la destrucción de entre 6,6 millones y 11 millones de puestos de trabajo si apuesta por crear entre 3 y 5 millones de «empleos verdes», respectivamente, mediante la concesión de ayudas públicas.
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