La dirección de Asturiana de Zinc (AZSA) informó ayer a los sindicatos de la posible presentación de un expediente de regulación de empleo (ERE) en la fábrica asturiana a partir de abril tras romperse las negociaciones con su proveedor eléctrico con el fin de rebajar la tarifa.
Según informaron fuentes sindicales, el comité de empresa fue convocado a las 14 horas del viernes «de forma intempestiva y con caracter de urgencia» a una reunión con el director de Operaciones metalúrgicas en el que se comunicó que la compañía con la que tenía contratado el suministro eléctrico una vez finalizada la tarifa G-4, decidió romper de manera «unilateral» la relación contractual.
Como consecuencia de esto, la empresa avisó a los trabajadores que «si antes del 31 de marzo no se soluciona este problema, la empresa se vería obligada a plantear un ERE».
Los sindicatos expresaron su preocupación tras la reunión al entender que la empresa pretende usar a los trabajadores y lamentaron que se estén utilizando formas «intimidatorias». El comité de empresa celebrará el lunes una reunión para analizar la situación y ver las medidas a adoptar.
El sindicato USO, por su parte, exigió a las partes implicadas en el proceso «la moderación, la prudencia y la responsabilidad necesaria para garantizar la continuidad de la empresa y el mantenimiento del empleo». «Estamos en el peor de los momentos posibles para que actitudes inflexibles en la negociación nos aboquen a poner en peligro el empleo de una de las principales empresas y sostenes socioeconómicos de la comarca», expuso USO en un comunicado.
Por ello, USO urgió a las autoridades políticas regionales y nacionales a que de una vez por todas «tomen cartas en el asunto y guíen este conflicto hacia una solución satisfactoria porque este es un asunto esencial para el tejido socioeconómico de la región».
AZSA, junto con ArcelorMittal y Alcoa, son tres de las cinco empresas grandes consumidoras de energía de España afectadas por la desaparición de la tarifa G-4. El presidente de AZSA, Santiago Zaldumbide, advirtió en numerosas ocasiones de las consecuencias de la desaparición de la G-4 al suponer una pérdida de competitividad y llegó a alertar del riesgo de deslocalización.
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