la Casa Blanca ha dicho que utilizar la ley fiscal para entrometerse en las bonificaciones a ejecutivos de compañías rescatadas es «una manera peligrosa de actuar», mientras que un senador republicano acusó el domingo al Congreso de tener mentalidad de rebaño al «tomar sus herramientas de labranza y acometer hacia el monte».
Aunque los asesores económicos del gobierno reconocen la indignación pública por los más de 165 millones de dólares en bonificaciones pagadas por una institución financiera que hace apenas unos meses acudió a los contribuyentes en busca de ayuda, dijeron que el presidente Barack Obama no debería «gobernar como resultado de ésta».
El equipo económico de Obama afirmó que el mandatario evaluaría un plan respaldado por la cámara baja que impondría impuestos al 90% de las bonificaciones pagadas este año a los ejecutivos de American International Group Inc. Sin embargo, agregó que él no apoyaba la legislación populista.
Jared Bernstein, asesor económico del vicepresidente Joe Biden, criticó el plan de la Cámara de Representantes mientras la iniciativa era transferida al Senado, donde es probable que sea modificada, con el respaldo bipartidista.
«Pienso que al presidente le preocuparía que esta iniciativa pudiera tener algunos problemas si avanza demasiado; el proyecto de ley de la cámara baja podría ir demasiado lejos en términos de algunos asuntos legales, de validez constitucional, utilizando el código fiscal para castigar quirúrgicamente a un grupo pequeño», subrayó Bernstein. «Esa podría ser una manera peligrosa de actuar».
Por otro lado, Obama defendió a su asediado secretario del Tesoro Timothy Geithner en una entrevista con el programa «60 Minutes» de la cadena de televisión CBS.
El presidente dijo en la entrevista programada para transmitirse el domingo que aún tiene fe en Geithner y que si éste presenta su renuncia, la respuesta sería: «Lo siento amigo, aún tienes el empleo».
El senador Richard Shelby, el republicano de más rango en la Comisión Bancaria del Senado, dijo que su confianza en Geithner «está decayendo cada día». Sin embargo, no llegó a pedir su renuncia.
«¿Saben? Nadie quiere atribuirse la responsabilidad sobre la redacción de la ley de estímulo que permitió que continuarán aplicándose las bonificaciones en AIG», afirmó Shelby. «Ahora sabemos que vino del Tesoro. Hay muchas preguntas por formular… Realmente no me siento bien en este momento sobre el papel del Tesoro o el papel específico de Tim Geithner», enfatizó.
La indignación populista llegó a un punto crítico la semana pasada, cuando el gobierno de Obama procedió a la defensiva contra las bonificaciones de AIG.
Fue una distracción para el gobierno cuando buscaba apoyo para el ambicioso plan de presupuesto de 3,6 billones de dólares de Obama y una defensa para Geithner, para quien la aflicción de Wall Street se ha vuelto su cometido principal.
El asesor económico de la Casa Blanca Austen Goolsbee dijo el domingo que Obama comprende la indignación y que lo más fácil sería que los ejecutivos de AIG devuelvan las bonificaciones.
«El presidente también ha sido claro en que no queremos gobernar a partir de la indignación. Va a esperar a ver qué sale de la Cámara de Reprsentantes, qué sale del Senado, a ver que ideas tenemos», agregó Goolsbee.
Los comentarios están cerrados.