Una ex empleada de Stanford Group Company avisó en 2003 a los organismos de control que la firma de servicios financieros estaba implicada en un fraude, cinco años antes de que los reguladores acusaran a su presidente, Allen Stanford, de una estafa por 8.000 millones de dólares -6.290 millones de euros-.
Leyla Basagoitia, despedida de Stanford Group Company en 2002, denunció a una comisión de arbitraje de corredurías que la firma estaba involucrada en un fraude, según un documento publicado en el sitio web de la Autoridad de Regulación de la Industria Financiera -FINRA, por sus siglas en inglés-.
La ex empleada afirmó que la firma estuvo involucrada en un sistema para estafar a sus clientes, donde los primeros inversores recibían pagos con el dinero de los inversores más recientes.
Basagoitia reveló que sus clientes eran principalmente ciudadanos extranjeros en América Latina, y que ella creía que las inversiones eran de alto riesgo, poco apropiadas y en contra de su beneficio.
La ex empleada declaró que su reticencia a impulsar el banco offshore y sus productos provocó la pérdida de su empleo en Stanford Group.
La semana pasada, la Comisión Nacional de Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés) acusó a Allen Stanford, tres de sus compañías y dos ejecutivos de vender fraudulentamente 8.000 millones de dólares en certificados de depósitos de alto rendimiento.
La SEC no realizó comentarios acerca de Basagoitia. Pero una portavoz de la SEC dijo que la investigación de la agencia comenzó en la primavera de 2005 basada en información que desarrolló en el curso de un examen.
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