Los fabricantes de automóviles estadounidenses General Motors (GM) y Chrysler reclamaron miles de millones de dólares de ayuda adicional al Gobierno en un informe presentado ayer al departamento del Tesoro, que evalúa la marcha de sus reestructuraciones.
GM volvió a advertir de que se encuentra al borde de la bancarrota y solicitó 30.000 millones de dólares de aquí a 2011 en su plan más pesimista. Su escenario no tan pesimista solicita 22.500 millones de dólares con reembolsos escalonados entre 2012 y 2017. Además prevé suprimir 47.000 empleos en todo el mundo este año, 26.000 de ellos en Estados Unidos.
Chrysler, por su parte, pidió 5.000 millones de dólares, 3.000 más que una solicitud anterior, sin contar los 4.000 que ya le fueron entregados a finales de 2008. También espera suprimir 3.000 empleos tras recortar 32.000 puestos de trabajo entre 2007 y 2008.
Ambos constructores, que fueron obligados a sendas reestructuraciones con el fin de obtener fondos públicos, negaron por ahora la hipótesis de una reforma bajo la protección de la ley de quiebras de Estados Unidos. "Una reestructuración fuera del régimen de las quiebras, así como la ejecución de nuestro plan … reforzado por la alianza estratégica con Fiat, son la mejor opción para nuestros empleados, nuestros sindicatos, nuestros concesionarios, nuestros proveedores y nuestros clientes", explicó Chrysler.
"Todas nuestras búsquedas llegan a la conclusión de que la quiebra tendría consecuencias dramáticas sobre nuestras ventas", con una desconfianza masiva de los consumidores, dijo por su parte GM.
Signo de la amenaza de una quiebra a corto plazo para GM, el gobierno de Barack Obama debía entregarle el martes los 4.000 millones de dólares suplementarios que le fueron prometidos a finales de 2008, indicó un funcionario que pidió el anonimato.
Paralelamente, el sindicato United Auto Workers (UAW) que agrupa a los obreros del automóvil anunció haber llegado a un acuerdo preliminar, sin precisar su contenido, tanto con Chrysler, GM y Ford. Esta última también afronta dificultades, aunque no pidió fondos públicos urgentes.
El sindicato alcanzó "entendimientos tentativos con Chrysler, Ford y General Motors sobre modificaciones a los convenios nacionales de 2007", expresó en una declaración el presidente de UAW, Ron Gettelfinger. "Los cambios ayudarán a las empresas a enfrentarse al clima económico extraordinariamente difícil en el cual operan", dijo.
Gettelfinger añadió que el sindicato estaba discutiendo los términos hasta que se completen los detalles y se ratifiquen los acuerdos. GM indicó sin embargo que todavía esperaba concesiones suplementarias del UAW.
Con sus informes del martes, que preceden una presentación más completa esperada para el 31 de marzo, GM y Chrysler esperan haber convencido a Washington de los progresos realizados desde que recibieron juntos 17.400 millones de dólares de fondos públicos desde diciembre.
Poco después el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, dijo que estudiará durante la semana los informes preliminares. "El asesor económico -en la Casa Blanca Lawrence- Summers y yo convocaremos al equipo de intervención para la industria automotriz del presidente Barack Obama en el curso de la semana para estudiar los informes de las empresas y solicitar eventualmente las contribuciones del Gobierno para la reestructuración necesaria con el fin de que se vuelvan viables", dijo Geithner por medio de un comunicado.
Geithner fue designado por Obama como el conductor de un equipo encargado de supervisar la reestructuración de la industria automotriz, integrado por expertos de varias agencias gubernamentales (Economía, Trabajo, Transporte, Comercio y Energía).
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