El Gobierno debería acometer una reforma laboral que reduzca los "excesivos" costes del despido y favorezca la contratación a tiempo parcial para frenar el paro y reducir la temporalidad, aún a expensas de los "costes políticos" que tendría que asumir.
Así, lo asegura el IESE Business School, vinculado a la Universidad de Navarra, en sus ‘Comentarios de Coyuntura Económica’ de febrero, en los que explica en primer lugar que los altos costes del despido han provocado que las empresas hayan usado prioritariamente los contratos temporales.
Además, apunta que "los costes laborales no son proporcionales al número de horas trabajadas", por lo que las empresas recurren a las horas extraordinarias y renuncian a los contratos a tiempo parcial, una modalidad "muy eficiente" para repartir el empleo porque posibilita la adaptación de las empresas en momentos de menor actividad.
Así pues, según IESE, los costes del despido y los asociados a la contratación a tiempo parcial "dejan sólo un mecanismo para la flexibilización de las plantillas" en tiempos de crisis: los contratos temporales. "Si necesito a una persona para reforzar mi plantilla los fines de semana y la contratación a tiempo parcial es inviable, optaré por contratarla todos los viernes y despedirla todos los lunes", añade.
Además, es la "regulación excesiva" de los mercados la que genera estos costes y la que, a su vez, incentivan la economía sumergida, ya que los desempleados terminan por encontrarse en ese "mercado negro" y optan por sumergirse y firmar contratos en la economía informal.
"Los costes políticos de este tipo de reformas son altos. Pero terminar 2009 con otro millón de parados más sería una verdadera tragedia para la economía española", concluye el IESE.
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