Los sindicatos británicos rechazaron el miércoles arreglar una disputa sobre el uso de trabajadores extranjeros por parte de la firma francesa Total y dijeron que continuarían con huelgas no oficiales.
Dos asociaciones sindicales, que han mantenido conversaciones con Total y sus subcontratistas en los últimos dos días, dijeron que habían presentado un acuerdo a los trabajadores de la planta, pero que fue rechazado por considerarlo insuficiente.
La disputa en la refinería de petróleo de Lindsey, propiedad de Total, ha llevado a paros en solidaridad en otros centros energéticos del país y está siendo un quebradero de cabeza para el primer ministro Gordon Brown.
Poco después de llegar al cargo en junio del 2007, Brown prometió dar "trabajos británicos a trabajadores británicos", pero ahora tiene dificultades para que su promesa coincida con su llamamiento al mundo de que evite el proteccionismo en un momento de recesión global.
Los líderes sindicales creyeron que tenían un acuerdo que implicaba más trabajo para los británicos en la refinería, sin que se despidieran a los italianos y portugueses. Pero los trabajadores británicos lo rechazaron.
"Queremos garantías de que con algunos contratos nucleares y otros cerca de firmarse, los trabajadores británicos recibirán una porción justa", dijo un portavoz del sindicato Unite.
La disputa en Lindsey comenzó hace una semana cuando contratistas británicos comenzaron a protestar contra el empleo de subcontratados italianos y portugueses en un nuevo proyecto de construcción.
Los trabajadores extranjeros fueron empleados por el grupo italiano Irem SpA, que logró una subcontratación con el grupo de ingeniería estadounidense Jacobs, que a su vez consiguió un contrato con Total para llevar a cabo una obra en la refinería de Lindsey.
Irem contrató a unos 200 extranjeros, tras un proceso que cumple con las normas de la Unión Europea y Gran Bretaña, según Total.
Los dirigentes sindicales italianos y los políticos han acosado a Gran Bretaña por la disputa en Lindsey, críticas que han afectado a Brown, cuando el relativamente abierto mercado laboral ha ayudado a impulsar el crecimiento del país en la última década.
Aunque se cierre un acuerdo pronto entre Total y los sindicatos, el asunto del empleo a extranjeros probablemente no desaparezca en un momento en el que la desocupación está creciendo de forma sostenida en toda Europa y las economías están luchando con la recesión.
El Gobierno británico lo tendrá difícil para evitar cualquier sugerencia de proteccionismo, pero también se verá presionado para estudiar e incluso modificar la legislación laboral que en la actualidad permite contratar a extranjeros y pagarles el salario mínimo, prescindiendo de trabajadores cualificados británicos que normalmente ganan más.
Los comentarios están cerrados.