Desbordado por la envergadura de la crisis económica y la subida del desempleo, el Gobierno español apunta a los bancos, acusados de agravar la situación al restringir el flujo de créditos.
"La banca como cabeza de turco", tituló el miércoles el diario económico Expansión, al día siguiente de la publicación de unas cifras de desempleo calamitosas y de una declaración del ministro de Industria, Miguel Sebastián.
"Al Gobierno se le está acabando la paciencia con la banca", aeguró Sebastián después de que el Ministerio de Trabajo anunciara que en enero unas 200.000 personas se habían sumado al paro.
Los bancos están en el punto de mira, acusados de no hacer circular el crédito y de ahogar así a las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) y a los hogares.
El presidente de las Cámaras de Comercio, Javier Gómez Navarro, afirmó ayer que el 80% de las PYMES que han acudido a los bancos en estos últimos tres meses han tenido problemas para conseguir financiación.
Esta situación ocurre, además, cuando el Gobierno ha tomado medidas para suministrar liquidez a los bancos, especialmente, con la compra de 30.000 millones de euros en activos inmobiliarios, a cambio de una promesa de relanzar el crédito.
"El Gobierno no nos está dando ayudas públicas. Está reparando un mercado, el interbancario, que está cerrado desde hace 18 meses y que nosotros no podemos abrir", se defendió un banquero que pidió el anonimato citado por el diario Cinco Días, añadiendo que "las líneas de liquidez del Gobierno nos cuestan dinero, no son gratis".
El lunes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió durante cerca de tres horas con los presidentes de seis de los principales bancos y cajas de ahorros del país para pedirles un "esfuerzo adicional".
"Este no es momento de grandes beneficios, sino de apoyar el crédito y la financiación de las empresas y las familias", había advertido la víspera.
Los bancos se defienden asegurando que las solicitudes de crédito se han reducido debido a la crisis, que han tenido, por prudencia, que reforzar las condiciones para un préstamo y que, a menudo, las empresas les reclaman dinero, no para invertir, sino para asegurar su tesorería diaria.
Algunos políticos no dudan en hablar de nacionalización. "Está en la mente de todos", afirmó una portavoz regional del PSOE, María Ascensión Murillo.
Rosa Díez, diputada de Unión Progreso y Democracia (UPyD), afirmó ayer que el Gobierno debería "entrar en el capital" de los bancos: "Otros países han comprado acciones. Han sentado un hombre o una mujer en el consejo de administración para controlar el dinero y el destino de los fondos" públicos.
Desde el Partido Popular (PP) acusan al Ejecutivo de buscar un cabeza de turco. La portavoz parlamentaria del PP, Soraya Saenz de Santamaría, consideró que el Gobierno cometió un error al liberar fondos para los bancos sin pedir garantías primero: "lo primero es poner las condiciones y luego dar el dinero".
Ayer, José Blanco, número dos del PSOE, se esforzó por calmar la situación generada por las declaraciones de Sebastián afirmando que tienen "paciencia ilimitada" con los bancos, ya que "es nuestro deber tratar de convencer a todo el mundo de remar en la misma dirección".
El mensaje parece haber sido recibido por el segundo banco español, el BBVA, que anunció 5.500 millones de euros en créditos para las PYMES.
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