Francia se enfrenta hoy a importantes perturbaciones, principalmente en los transportes y servicios públicos, por el paro nacional convocado por todos los sindicatos y partidos de izquierda contra la política del gobierno de Nicolas Sarkozy.
Fortalecidos por la poco común unidad sindical y el apoyo unánime de la oposición de izquierdas, los dirigentes de estas organizaciones se mostraban optimistas respecto al impacto que debería tener esta jornada de movilización. "Esta jornada tendrá una participación muy importante de los trabajadores, impresionante, y sin duda mucho mayor de lo previsto en los últimos años", afirmó Bernard Thibault, secretario general de la principal central sindical francesa, la CGT.
La consigna de los organizadores del paro es la defensa del empleo, del poder adquisitivo y de los servicios públicos, en momentos en que se hace sentir la angustia de la sociedad francesa frente a la crisis y sus consecuencias sobre el empleo y el nivel de vida.
En este contexto de crisis, la protesta está dirigida contra la política del gobierno de Nicolas Sarkozy y una serie de controvertidas reformas del mercado laboral, la justicia, el sector audiovisual, la salud y el servicio público, que sufrirá un importante recorte del número de funcionarios.
Se espera que el sector de la educación nacional, apoyado por organizaciones de padres y estudiantes, sea el sector en huelga más importante de la función pública.
A la paralización de los centros educativos debería agregarse la de los transportes. La Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF) prevé un tráfico muy perturbado en los trenes interregionales, aunque circularán aproximadamente el 60% de los trenes de gran velocidad (TGV) y el servicio será normal en los internacionales Eurostar y Thalys del servicio a Inglaterra y Bélgica, respectivamente.
En lo que se refiere al transporte urbano, el servicio de metro en París y la región debería estar muy perturbado. En el resto del país, había anuncios de huelgas del transporte en un total de 77 ciudades.
En lo referido al tráfico aéreo, Air France anunció que iba a anular preventivamente el 30% de sus vuelos de corto y medio alcance en el aeropuerto parisino de Orly y el 10% en Roissy, manteniendo sin embargo la totalidad de sus vuelos de larga distancia.
La programación de todos los teatros nacionales fue anulada, lo mismo que en otras numerosas salas de espectáculos, como la Comedia Francesa y la Ópera de París.
Sin embargo, hay una excepción a este llamamiento masivo. Todos los sindicatos del sector de la energía indicaron que los equipos desplegados para reparar las líneas eléctricas de la región suroeste, afectada por la tempestad del fin de semana pasado, trabajarán este jueves para normalizar la situación lo antes posible.
Sobre la participación en el movimiento de los trabajadores del sector privado, la presidenta de la patronal francesa MEDEF, Laurence Parisot, estimó que "habrá probablemente ausencia de efectivos, pero debida a la ausencia de transportes más que a la voluntad de hacer huelga".
En el orden político, los socialistas, poco activos o ausentes en los últimos movimientos sociales, marcan en esta jornada de acción su retorno junto a los sindicatos y manifestantes en "apoyo al movimiento social".
Por su parte, el gobierno y el presidente Nicolas Sarkozy mostraban una actitud comprensiva y conciliadora, en contraste con la del jefe del Estado de hace algunos meses, cuando se refería con ironía al impacto de las huelgas. "En una democracia, es normal que la gente proteste, es normal que haya debates", había dicho Sarkozy el martes.
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