Lo peor está por venir. El impacto social de la recesión económica llegará a su plenitud después del verano, cuando una primera oleada de parados se quede sin prestación por desempleo y empiece a recibir ayudas asistenciales, advierte ‘The Economist’ en su último número.
El semanario británico subraya que será a partir de entonces cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sienta en mayor medida el descontento popular por los efectos de la crisis económica.
"Los agricultores de la fresa en España, en necesidad de recolectores, han ido a Marruecos para contratar a miles de trabajadores este mes. Los españoles han tenido una buena racha durante tanto tiempo que muchos no consideran aceptar trabajos agrícolas mal pagados. Puede que esto cambie para la recogida de fresas del año que viene", afirma ‘The Economist’.
Según esta publicación, pocos países como España están mostrando consecuencias sociales "tan dramáticas" por culpa de la recesión económica, con una tasa de paro que se instalará en el 15,9% en 2009 y que otros organismos, como la escuela de negocios Esade, elevan hasta el 20%.
La crisis financiera, la recesión y los puestos de trabajo generados con motivo de la celebración de la Expo de Zaragoza, "ya inexistentes", son algunas de las causas que menciona el semanario británico como motores del desempleo en España, el país europeo con la tasa de paro más alta y en el que el desempleo ha superado al terrorismo como principal preocupación entre los votantes.
‘The Economist’ insiste en que el final de la Expo de Zaragoza y el desplome del mercado de automoción (España lidera la caída de las ventas de coches) han empeorado una situación ya de por sí difícil. "El Gobierno de Aragón, desesperado por tener una fábrica de General Motors, y sus proveedores, han ofrecido a GM 200 millones de euros de garantías de crédito. Las autoridades están llevando a cabo una lucha cuesta arriba", apunta.
El semanario británico explica que los inmigrantes y los jóvenes han sido los primeros trabajadores en ser despedidos, sin que tuvieran en la mayoría de los casos un "colchón decente" en la prestación por desempleo. En este sentido, ‘The Economist’ considera que la iniciativa del Gobierno de ofrecer a los inmigrantes la prestación por desempleo para que volvieran a sus países "no ha funcionado".
Lea el artículo en The Economist: And worse to come
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