El fabricante surcoreano de automóviles Ssangyong solicitó ayer declararse en suspensión de pagos por problemas de liquidez y para evitar la bancarrota, informó ayer la compañía, que se ha convertido en la primera marca automovilística en tomar esta decisión a raíz de la crisis económica.
La decisión del fabricante de todoterrenos se produce después de que las marcas de automóviles hayan sufrido los efectos de la crisis económica en los últimos meses, especialmente por la caída de la demanda, así como por la dificultad del acceso al crédito y la cada vez menor confianza del consumidor.
La compañía indicó que ha decidido solicitar declararse en suspensión de pagos como consecuencia de la falta de liquidez y para realizar una transformación interna que la convierta en una empresa "con un crecimiento sostenible".
Esta solicitud llega después de que tanto la firma surcoreana como su principal accionista, el fabricante chino de automóviles SAIC, hayan intentado encontrar apoyo financiero por parte del Gobierno de Corea del Sur y de diferentes entidades bancarias.
El jefe del Banco de Desarrollo de Corea, principal acreedor de Ssangyong, anunció recientemente que "estaba preparado" para ayudar a la firma surcoreana, aunque resaltó que únicamente lo haría si ésta recibiera "dinero fresco" por parte de SAIC.
La compañía automovilística china inyectó el pasado mes de diciembre 45 millones de dólares (33 millones de euros al cambio actual) en Ssangyong. Asimismo, la compañía está estudiando recortar en un 30% los sueldos de sus empleados, entre otras medidas.
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