La patronal europea BusinessEurope lamentó ayer el rechazo por parte de la Eurocámara de la norma que permite ampliar la jornada laboral hasta 65 horas semanales porque priva a las empresas de la "flexibilidad necesaria" para organizar el tiempo de trabajo.
"El voto del Parlamento Europeo priva a las empresas de la flexibilidad que necesitan sobre tiempo de trabajo. Los trabadores que quieren ganar más trabajando más tiempo no estarán autorizados a hacerlo", criticó el director general de BusinessEurope, Philippe de Buck, en un comunicado.
De Buck pidió que en las negociaciones que comenzarán ahora entre la Eurocámara y los Veintisiete para tratar de llegar a un acuerdo sobre la norma "se considere la competitividad de la economía europea como la prioridad esencial".
Las empresas europeas están especialmente preocupadas por la decisión del Parlamento de suprimir en tres años las excepciones (‘opt-out’) a la jornada laboral de 48 horas. "Este es un instrumento importante para las empresas a la hora de abordar las fluctuaciones en la demanda", señaló BusinessEurope.
También alertó de que clasificar todo el tiempo de guardia –incluyendo la parte inactiva– como tiempo de trabajo "tendrá un efecto negativo en el sector privado y pondrá en riesgo la prestación eficaz de servicios públicos en toda la UE, especialmente en el sector sanitario".
Por su parte, la asociación de cámaras de comercio europeas, Eurochambres, calificó el voto de la Eurocámara de "catastrófico" para las empresas comunitarias.
"Estamos muy decepcionados por la posición adoptada por el Parlamento, y por su incapacidad para comprender los graves efectos que tendrá esta votación en la economía europea, en un momento en el que ya está siendo duramente afectada por la crisis económica", dijo.
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