El plan de rescate a la industria automovilística estadounidense entró ayer por la noche (madrugada en España) en punto muerto a causa de la falta de consenso en el Senado, que debía votar unas ayudas valoradas en 14.000 millones de dólares un día después de que recibieran el visto bueno en la Cámara de Representantes, según confirmaron fuentes de la Casa Blanca.
Esta negativa, que superó con 52 votos los 35 a favor de la medida, tumba cualquier posibilidad de adoptar una decisión al respecto este año, después de que los defensores de la iniciativa careciesen del suficiente apoyo. "Todo ha terminado", resumió el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid. "Hemos trabajado y trabajado y podemos continuar toda la noche, mañana, el sábado y el domingo, y no llegaríamos a la línea final", señaló en declaraciones a los medios locales.
No obstante, en la Cámara existían varias versiones. La del propio Reid, quien lamentó que había "demasiadas diferencias entre los negociadores para alcanzar un acuerdo", o la del senador republicano Bob Corker, quien se mostró más optimista: "Estuvimos a tres palabras de distancia de un acuerdo".
Desde la Casa Blanca, el portavoz Tony Fratto se limitó a anticipar que la Administración evaluará las posibles opciones que quedan, aunque no aclaró cuántas ni cuáles están sobre la mesa. Fratto declaró que la iniciativa fallida había supuesto "la mejor oportunidad para evitar una bancarrota turbulenta mientras se aseguran los fondos de los contribuyentes" y tenía por objeto la viabilidad empresarial.
Dos fuentes republicanas consultadas por la CNN anticiparon que al Gobierno sólo le queda utilizar un mecanismo rechazado anteriormente y destinar parte del plan de ayuda al sector financiero, de 700.000 millones de dólares’, a salvar a un sector que amenaza con dejar en la calle a 250.000 personas. Tanto la Casa Blanca como la Secretaría del Tesoro rechazaron reiteradamente este supuesto, solicitado por los demócratas.
Según el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, las principales discrepancias se dieron a cuenta de la petición a las consideradas ‘tres grandes de Detroit’ (General Motors, Chrysler y Ford) de paridad salarial de los trabajadores de estas factorías respecto a los empleados en el extranjero.
POSIBLE BANCARROTA
La mala noticia para las tres compañías, que pidieron inicialmente 34.000 millones de dólares de ayudas, coincidió para General Motors con una información adelantada por el periódico ‘The Wall Street Journal’ y que aseguraba que la empresa ya ha consultado a abogados y asesores ante una posible bancarrota si fracasaba el plan, como finalmente ha ocurrido.
Un día antes, este documento de rescate había sido aprobado por 237 votos a favor y 170 en contra en la Cámara de Representantes. Hoy, el ‘no’ del Senado se dejó sentir en los mercados, donde la noticia se acogió con temor, con caídas en las bolsas de la zona de Asia-Pacífico y bajadas de cerca de dos dólares en el barril de petróleo, que se situó en los 46,11 dólares.
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