En España hay una oficina bancaria financiera por cada 1.000 habitantes, según se ha señalado durante la Jornada “El Departamento de Formación ante la crisis”, organizada por el Grupo de Responsables de Formación de Entidades Financieras (GREF), la Universidad Europea de Madrid e IEDE Business School. Según Francisco Segrelles, presidente del GREF, “en nuestro país existen más de 45.000 oficinas bancarias financieras, de las cuales el 54,5% son cajas de ahorros, el 34,5%, bancos y en torno al 11% cooperativas de crédito. Durante la jornada, también se ha puesto de manifiesto la importancia de reconducir el contenido formativo que se imparte en las entidades financieras hacia aspectos “urgentes” como el análisis del riesgo con rigor y profesionalidad y la gestión de la morosidad.
Además, este encuentro ha servido de escenario para exponer las diferentes experiencias de desarrollo de las entidades participantes y analizar de la mano de empresas como Otto Walter, Psicosoft y Tatum el importante papel que representa el Director de Zona, que, según señala Segrelles, “resulta una figura clave para el negocio, la empresa y la captación de recursos”.
Formación
En opinión de Carlos Jiménez, socio de Accenture, “la crisis hace especialmente relevante introducir un alto grado de dinamismo en las iniciativas de formación para responder con eficacia y eficiencia a estos imperativos. Se trata de una cuestión de competitividad. Es si cabe más importante en este momento asegurar las inversiones que soporten una respuesta rápida a estas necesidades de conocimiento”. Esta misma visión la comparte Fernando Fernández Carmena, director general de IEDE Business School, quien ha asegurado que “en las organizaciones con visión estratégica los presupuestos de formación no se verán reducidos, sino que los contenidos de la misma serán orientados hacia aspectos en los que se precise adquirir capacidades rápidamente y se dará especial relevancia a aquella enseñanza de valor y que demuestre su rentabilidad”.
“Un ejemplo es la gestión de la morosidad: las entidades financieras se verán obligadas a reforzar la preparación de quienes la gestionan, pues la mayoría, aunque naturalmente conocen su oficio, quizá no tengan toda la experiencia práctica que va a requerir la morosidad que se avecina, de magnitud y naturaleza singulares", añade Fernández Carmena. Por su parte, Jiménez ha resaltado que la necesidad de flexibilidad se pone especialmente de manifiesto en una situación como la actual. Donde hace unos pocos meses, el objetivo era apoyar a la red en la generación de ingresos ahora se pone en el control de la morosidad. Es más, aunque actualmente el foco formativo puede estar principalmente centrado en la recuperación, la gestión preventiva de la morosidad será una capacidad a desarrollar de forma imperativa.
El departamento de Formación como Unidad de negocio
Con el objetivo de que la unidad de formación siga prestando el mismo servicio al tiempo que reduce sus costes, César Morales, consultor de Accenture propone organizar el departamento de formación teniendo en cuenta algunas claves: “Debe comportarse como una unidad de negocio identificando claramente el coste de sus servicios y el valor aportado a la organización. Como cualquier unidad de negocio ha de optimizar sus costes, eliminando duplicidades en la cadena de producción. Desde las unidades de formación se tiene que hacer un esfuerzo adicional para conocer mejor las necesidades de sus clientes”. Asimismo, la jornada ha hecho notorio que los departamentos de formación representan un papel muy importante a la hora de “entrenar a la organización para el cambio” y como generadoras de innovación continua.
En este punto, Fernando Fernández Carmena ha coincido con los profesionales de Accenture en señalar que las empresas están demandando cada vez en mayor medida que sus empleados tengan formación en procesos de innovación. En línea con ello, este experto insta a los departamentos de formación a promover “la creación de una cultura empresarial que fomente, de manera permanente, la innovación en la relación con los clientes y los mercados” y ha recordado la importancia de foros de debate como éste en el que tanto empresas como escuelas están involucradas en el diseño de la formación de los profesionales.
Elemento diferenciador
Otro aspecto que se ha abordado durante la jornada es la formación como elemento diferenciador en el negocio de las entidades financieras. Según han señalado Carlos Jiménez y César Morales, “se trata de un sector caracterizado por ser intensivo en personal -de hecho más del 60% de los costes de explotación de las entidades financieras lo representan los costes de personal-“. Además, desarrolla su actividad en un ámbito donde “el producto es fácilmente replicable por lo que las personas constituyen un elemento de diferenciación fundamental”.
Resultados de diferentes estudios realizados han concluido que existe una correlación entre el desarrollo de prácticas de formación de alto rendimiento -como gestionar la formación como una unidad de negocio o focalizar la atención en colectivos críticos- y los resultados empresariales diferenciales respecto al grupo de referencia.
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