Los sindicatos con presencia en el grupo Sáez Merino, que comercializa la marca Lois, confían en poder alcanzar el próximo viernes un principio de acuerdo sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a todos los trabajadores tras la liquidación de la compañía.
Las organizaciones sindicales esperan este acuerdo después haber estado "a punto" de lograrlo en la reunión mantenida ayer con los administradores concursales, según indicó a Europa Press el portavoz de la Federación de la Industria Textil, Piel, Químicas y Afines (Fiteqa) de CCOO-PV, Miquel Angel Castelló.
Sáez Merino, que comercializa las marcas Lois, Cimarron, Caroche y Caster, y actualmente cuenta con una plantilla de 350 empleados distribuidos en sus dos centros de Benaguasil (Valencia) y Daimiel (Ciudad Real), presentó el pasado mes de octubre la solicitud de liquidación de la compañía tras haber acumulado unas pérdidas de 99 millones de euros en los últimos cinco años.
Miquel Angel Castelló aseveró que estuvieron "a punto de llegar a un principio de acuerdo" para que el citado expediente incluya "las mismas condiciones" que el presentado por la compañía el pasado mes de abril, lo que finalmente no pudo concretarse por la ausencia de uno de los tres administradores concursales.
Por su parte, el responsable del sector textil de la Federación de Industrias Afines (FIA) de UGT-PV, Alfredo Sanmartín, valoró el encuentro celebrado ayer con la administración concursal dado que "se ha avanzado y clarificado algunas cosas", a pesar de haber "aplazado momentáneamente hasta el viernes" la firma del citado documento.
Sanmartín, en declaraciones a Europa Press, lamentó no haber "conseguido concretar ese principio de acuerdo", hecho que se produjo "entre otras cosas, porque en la reunión de ayer faltaba uno de los administradores concursales y los otros dos no deseaban llegar a un acuerdo sin que estuviera presente", explicó.
No obstante, hizo hincapié en que los representantes sindicales confían "en que se firme en la reunión del próximo viernes", así como en que "ese principio de acuerdo sea ratificado posteriormente por las asambleas de trabajadores" convocadas al efecto.
Destacó que las pretensiones de los sindicatos "siguen siendo las mismas que al principio del proceso", es decir, que el ERE que se apruebe "contemple las mismas condiciones que el último ERE que presentó la empresa hace unos meses", al considerar "que no ha pasado tanto tiempo para que exista una diferenciación y una discriminación. En principio, queremos las mismas condiciones y luego ya veremos si hay suficiente dinero o no para cobrar", sentenció.
El titular del juzgado de lo mercantil número 2 de Valencia aceptó el pasado mes de octubre la solicitud de liquidación formulada por las empresas que conforman el grupo Sáez Merino, General Garments S.A, Sáez Merino S.A Unipersonal, Sáez Merino Textile S.A Unipersonal y Sáez Merino Sewing S.A. Unipersonal.
La liquidación del emblemático grupo textil valenciano supone el desenlace del proceso iniciado en 2004 con la presentación de un ERE para la extinción de los contratos de 541 trabajadores, dedicados todos ellos a la confección, y pertenecientes a los centros valencianos de Carcaixent, Torrent, Benaguasil y Ayora, y al de Casas Ibáñez, en Albacete.
Posteriormente, vivió su segundo episodio en 2006, cuando el grupo textil valenciano solicitó la declaración de concurso de acreedores a fin de "negociar su pasivo y poder acometer un plan de reorganización capaz de garantizar la continuidad de la empresa" y poner fin a la situación de "pérdidas" que se remontaba a 2004.
En ese mismo año, presentó otro ERE dentro del procedimiento concursal en que estaba inmersa, y que finalmente afectó a 427 trabajadores frente a los más de 600 previstos, una rebaja que fue "forzada en parte" por la Dirección General de Trabajo de la Generalitat por entender que "en la Comunitat Valenciana tenía que haber un centro de producción".
En abril de 2008, Sáez Merino anunció un nuevo ERE que supuso la extinción de los contratos de otros 126 trabajadores, lo que redujo su plantilla a un total de 342 empleados, cerca de 90 en el centro de Daimiel y el resto en el complejo de Benaguasil, que aglutinaba prácticamente todos los servicios de la compañía.
El alcance de este último expediente fue especialmente relevante en la matriz de confección del grupo, Sáez Merino Sewing SAU, ya que afectó a 91 de sus trabajadores, mientras que el resto pertenecían a las divisiones de logística y oficinas.
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