Doce mineros rumanos murieron y otros diez resultaron heridos el sábado por la tarde como consecuencia de dos explosiones de grisú en la mina de Petrila, en el suroeste de Rumanía, ocurridas con un intervalo de cuatro horas, anunció el ministro del Interior, Cristian David. Se trata de uno de los accidentes mineros más graves de los últimos años en Rumanía.
En una primera explosión murieron ocho mineros y otros tantos resultaron heridos. Según David, una segunda explosión se produjo al anochecer, cuando tres socorristas descendían a la mina para intentar recuperar los cuerpos de las víctimas. Un cuarto integrante de los equipos de socorro falleció debido a las heridas recibidas. Tras la segunda explosión, todos los socorristas recibieron la orden de volver a la superficie.
Los heridos fueron trasladados al hospital de Hunedoara, informó la portavoz de la dirección local para situaciones de emergencia, Anemona Doda. Seis de ellos, que se encuentran en estado grave, fueron sometidos a operaciones quirúrgicas.
"La explosión se produjo a una profundidad de 950 metros, debido a una acumulación de metano", indicó Daniel Surulescu, director de la Compañía Nacional del Carbón.
El primer ministro Calin Tariceanu pidió a los titulares de Economía, de Trabajo y del Interior que se trasladaran al lugar del accidente para "apoyar los esfuerzos de rescate", según un comunicado del gobierno.
Familiares de los mineros se agolparon en los accesos a la mina debido a la falta de información sobre el número exacto de afectados, según la agencia Mediafax.
Una investigación fue iniciada para determinar la responsabilidad en el accidente de los propietarios de la mina, una de las más antiguas del país y en la que los sindicatos han reclamado reiteradamente mejoras en el ámbito de la seguridad.
La mina está ubicada en la región del valle de Jiu, en donde han ocurrido desde 1990 numerosos accidentes. El más grave de ellos provocó 14 muertos en 2001 en Vulcan.
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