Frustración, ansiedad, baja autoestima y agresividad con los demás son algunas de las consecuencias que puede provocar la crisis en el estado de ánimo de las personas, a pesar de que hay un sector de la población a quien esta situación económica "no le afecta directamente", según la psicóloga clínica canaria Lidia Navarro.
En una entrevista concedida a Europa Press, la experta aseguró que "es peor la sensación de crisis económica que la crisis en sí", al tiempo que resaltó que para el que tiene este problema es "bastante dramático", pero también lo es para la persona que la percibe a pesar de que no le perjudique de forma directa.
En este sentido, explicó que el término "crisis subjetiva se refiere a la que se percibe, es decir, en la que la persona piensa que puede llegar a afectarle la crisis". "Ahora mismo está influyendo mucho la percepción de la crisis sea ésta real o no", apostilló Navarro, que detalló que hay ciudadanos que "realmente no se encuentran influenciados por la crisis directamente pero sí sienten criterios de inadaptación que los desajustan a nivel emocional por miedo a llegar a padecer" dicha crisis.
Ello se debe, según la psicóloga forense de Tenerife, a "todo el miedo que se está transmitiendo a nivel social sobre la propia crisis", que influye en "un aumento de la frustración, la ansiedad, del miedo, fobias y tensiones en el hogar y a nivel laboral y de relación entre iguales".
Del mismo modo, hay personas en las que "puede causar un estado de ánimo deprimido, volviéndose bastante negativo, no iniciando un trabajo o no arriesgándose a intentarlo por miedo a que le pueda salir mal", añadió Navarro, que subrayó que esta circunstancia "se ceba en la autoestima de las personas y, sobre todo, en las personas que a lo mejor no han vivido de forma directa la crisis, sino de forma indirecta al percibir el temor que se respira en el ambiente".
Además, alertó de que "cuando no se sabe encarar los problemas un método alternativo es evadirlos a través del consumo de bebidas o de fármacos o sustancias estupefacientes que dan una falsa sensación de tranquilidad y eso es un peligro porque llega un momento en que seguimos tomando para seguir percibiendo que la situación no es tan mala".
Asimismo, apuntó que la "sensación de crisis" suele afectar especialmente a jóvenes que empiezan en el mundo laboral, a personas de la tercera edad que no tengan trabajo y a las mujeres.
"DEBEMOS MIRAR LO QUE TENEMOS Y NO LO QUE FALTA"
Contra esta percepción negativa, Navarro insistió en que "somos muy concientes a veces de lo que nos falta pero no tendemos a mirar lo que tenemos". "Muchos estarían encantados de encontrarse en nuestros zapatos", agregó la especialista, para quien las personas deben apoyarse en la idea de tener "una vida más o menos estable, formación y perspectivas y currículo".
Así, lanzó un mensaje de "optimismo", al tiempo que recomendó "moderación del gasto" y "tener objetivos y metas primero a corto plazo para no sentirnos frustrados y de ahí poco a poco hasta que consigamos el pastel grande". También advirtió de que los padres "no se pueden permitir" transmitirles a sus hijos "una sensación de fracaso y derrotismo".
"BASTA DE ASUSTAR"
A su entender, "se está asustando demasiado y hay repercusiones a nivel general", no en vano "hay un sector de la población que se está derrumbando sin que le afecte directamente la crisis".
"Basta de asustar", prosiguió Navarro, que considera que las autoridades políticas y asociaciones empresariales deben transmitir "optimismo". "Es cierto que hay crisis pero en lugar de asustar deben aportar soluciones y que el que padezca la crisis tenga una serie de opciones y el que no esté sufriendo que siga con su vida normal", aseveró.
La psicóloga clínica incidió en que "las empresas deben emitir seguridad" y si a una determinada compañía no le afecta esta difícil situación económica "debe comunicarlo", ya que, de lo contrario, "afectaría al rendimiento laboral porque la gente tiene una percepción subjetiva de la crisis", concluyó.
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