El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, afirmó ayer que Europa no puede aprovecharse de los trabajadores que forman los países pobres y utilizarlos para su beneficio económico sin ofrecerles un compromiso para que sigan desarrollándose. "Inmigración sí, la que haga falta, pero también compromisos de solidaridad con los países de origen", subrayó.
Corbacho realizó estas declaraciones durante la presentación en Madrid del ‘Informe Infoempleo 2008′, en el que se analiza la evolución del empleo cualificado entre abril de 2007 y abril de este año.
"Cuando un país de origen, mucho más pobre que nosotros y con más dificultades económicas, hace un esfuerzo por formar a una pequeña parte de su población, Europa no puede pensar sólo en esa pequeña parte de población formada para el desarrollo de sus economías, sin que le devuelva a ese país de origen un esfuerzo de compromiso para que siga avanzando", aseguró el ministro, que añadió que la inmigración debe ponerse en relación al mercado laboral y ajustarse a las necesidades de la mano de obra.
Corbacho se refería así a la llamada tarjeta azul, un permiso que han acordado los países de la UE para facilitar a los inmigrantes más cualificados la entrada en Europa. La iniciativa entrará en vigor en 2011 y convivirá con los distintos sistemas nacionales de admisión de inmigrantes.
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