Comisiones Obreras solicitará a Inspección de Trabajo que investigue la posible existencia de amianto en la antigua cárcel de Carabanchel para evitar contaminaciones en su derribo tanto entre los trabajadores como en la población, adelantó a Europa Press el secretario de Salud Laboral de este sindicato en Madrid, Carmelo Plaza.
El sindicalista explicó que en la construcción del penal y en sus posteriores trabajos de ampliación y remodelación pudo haberse empleado este material, motivo por el que pondrán la cuestión en manos de Inspección de Trabajo para que investigue. De encontrarse indicios de amianto, la demolición debería ser llevada a cabo por una empresa especializada con el fin de "evitar la exposición de trabajadores y población civil a estas partículas".
Ésta no será la única reclamación que CC.OO. hará en Inspección de Trabajo en referencia a la cárcel de Carabanchel: Plaza anunció una denuncia ante este organismo por la demolición del antiguo penal al considerar que "no se siguen los protocolos de seguridad para demoliciones" y que parte de estos trabajos se realizan por la noche, con su consiguiente falta de iluminación y riesgo para la seguridad de los trabajadores.
Carmelo Plaza aseveró que las labores de demolición en la cárcel no siguen los protocolos establecidos para obras de las mismas características, como los aplicados en el derrumbe del edificio Windsor, que contó entonces con la participación de sindicatos, Inspección de Trabajo y del Instituto Regional de Seguridad.
Precisamente ayer parte de la estructura fue parcialmente demolida, con gran inquietud entre el vecindario. Instituciones Penitenciarias indicó en un comunicado que los trabajos de demolición del antiguo centro penitenciario se desarrollaban "con total normalidad y a buen ritmo". Según explicaron, ya se ha derribado parte del edificio, incluida la mitad de la cúpula. Las mismas fuentes negaron cualquier tipo de accidente en la caída de la cúpula, como a última hora de la tarde de ayer temían algunos de los vecinos concentrados en las inmediaciones de la cárcel como señal de protesta por el derribo.
El estruendo generado por la caída de parte de la cúpula del penal generó alarma entre los vecinos de la zona y provocó que al lugar se desplazaran una decena de ambulancias y unos quince coches de policía, según relataron a Europa Press fuentes vecinales.
El secretario de Salud Laboral de Comisiones declaró que, con lo sucedido ayer, con una demolición durante la noche y sin iluminación, "se pone en peligro la vida de los trabajadores", priorizando la rapidez en la demolición a la seguridad laboral.
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