La implacable ley del mercado convierte la relación oferta-demanda en un amplificador de los rasgos que componen el perfil laboral de la sociedad.
En los años de bonanza el aumento de actividad de algunos sectores demandaba más empleo que en ocasiones había que lograr con salarios más altos. Además la mano de obra se detraía de otras actividades que tenían que ofertar jornales más elevados para retener a sus trabajadores. Ahora, con los síntomas evidentes de la contracción económica, muchos vuelven a anteriores ocupaciones y lo hacen en tan elevado número que siempre hay quien está dispuesto a trabajar por menos.
El presidente de Anecoop, Juan Safont, ha reconocido que la avalancha de demandantes de empleo que se registra en las cooperativas citrícolas, y de la que daba cuenta esta semana LAS PROVINCIAS, se da de igual manera en las explotaciones agrícolas de todo tipo, y que esta situación ha hecho que se frene la escalada de los precios de los jornales en el campo, incluso que tiendan a la baja en algunos casos.
Safont ha explicado que la tendencia alcista de los últimos años había puesto los jornales agrícolas por encima de las posibilidades reales de pago de las precarias economías de muchas explotaciones agrarias. Los incrementos anuales de los jornales muy por encima de la inflación han complicado todavía más el inestable equilibrio de costes de muchas producciones agrarias.
Esto ocurría cuando no se encontraba mano de obra suficiente para realizar las tareas del campo, tanto en labores de cultivo como en recolección, y los jornaleros disponibles imponían precios por hora o por jornada más altos que los establecidos en convenios del sector agropecuario. También ocurría que se trasladaban al campo salarios más propios de sectores de la hostelería o la construcción, que eran las alternativas más abundantes para los operarios.
Sin embargo, las alternativas se han frenado en estos momentos; en muchos casos incluso han desaparecido, y miles de trabajadores intentan encontrar empleo en el campo, aunque sea para algunos días sueltos.
En la recolección citrícola no cabe alterar los precios, porque están fijados por convenio, pero se han endurecido algo las condiciones en materia de cumplir con parámetros de calidad. Cada vez son más los almacenes que fijan porcentajes máximos de tolerancia de fruta deteriorada en estas labores por golpes, ‘despezonada’, mal cortada, etc.y se establecen descuentos de salarios si se rebasan esos límites.
Fuentes de cooperativas han asegurado que en lo que se lleva de campaña citrícola casi no ha hecho falta aplicar estos descuentos porque se está cumpliendo mejor que nunca en cuanto a cuidado de la recolección, en parte porque hay más control y también porque el personal está más concienciado y se responsabiliza.
En otras tareas agrícolas sí que ha bajado algo el precio por hora trabajada. Por ejemplo, este año era recomendable realizar mucho aclareo de mandarinas porque había abundancia de fruta de pequeño calibre en los campos. Antes era impensable realizar una labor así de manera extensa, por su coste y por la falta de personal, pero este año, al haber más trabajadores disponibles, al final han sido muchos agricultores los que han optado por darles jornales en dicha labor, acordando frecuentemente precios entre 6 y 7 euros por hora.
Menos ocupados
Una manifestación clara de esta situación del mercado laboral en el campo se pudo apreciar con la publicación el viernes de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre del año.
El número de ocupados en agricultura, según este indicador, ha descendido en 31.900 en los últimos tres meses y se sitúa en 849.000 personas, lo que supone un descenso de 36.300 personas en un año, un 4,10% menos.
En paralelo, los parados se han incrementado en la agricultura de forma notable, aunque lejos de los índices de industria y servicios.
En el registro intertrimestral el número de activos sin ocupación aumentó en 26.900 personas dedicadas a las actividades agrarias, 46.800 más que hace un año.
En el ámbito de los trabajadores por cuenta propia, aunque de poca relevancia en el sector agrario y ganadero, también se aprecia un descenso de incorporaciones que manifiesta el descenso de la actividad y de las expectativas de contratación.
Un informe hecho público ayer por al Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) que se centra en los autónomos extranjeros advierte que se vienen perdiendo una media de 41 emprendedor cada día. En el caso de la Comunitat Valenciana, se registra en los últimos nueve meses un descenso del 1,4%
http://www.lasprovincias.es/valencia/20081026/economia/creciente-demanda-trabajo-campo-20081026.html
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