La crisis financiera global podría incrementar en unos 20 millones la cifra de parados en todo el mundo, según estimaciones preliminares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que indican que el número de personas desempleadas podría aumentar de los 190 millones de 2007 a 210 millones a finales de 2009.
El director general de la OIT, Juan Somavia, instó a los distintos gobiernos nacionales a emprender "acciones gubernamentales rápidas y coordinadas para evitar una crisis social que podría ser severa, prolongada y global".
Asimismo, advirtió de que el número de trabajadores pobres que viven con menos de un dólar al día podría crecer en unos 40 millones, mientras que los que alcanzan los dos dólares al día se incrementarían en más de 100 millones. Somavia precisó que la crisis actual se cebará sobre todo en los sectores de la construcción, la automoción, el turismo, las finanzas, los servicios y el inmobiliario.
Los cálculos de la OIT se basan en las estimaciones de crecimiento realizadas por el Fondo Monetario Internacional y la ONU e informes nacionales sobre desempleo. Pero Somavia dijo que estos pronósticos podrían ser demasiado optimistas "si no se atajan rápidamente los efectos de la actual contracción económica y de la recesión que se avecina".
"Esto no es simplemente una crisis en Wall Street, es una crisis en todas las calles", alertó Somavia jugando con la palabra ‘street’ (calle). En este sentido, hizo hincapié en la necesidad de elaborar "un plan de rescate para las familias trabajadoras y para la economía real, con normas y políticas que generen empleos decentes". "Debemos vincular una mejor productividad a los salarios y al crecimiento del empleo", recomendó.
"La protección y la promoción de empresas sostenibles y de oportunidades de trabajo decentes debe estar en el centro de la Cumbre sobre la Crisis Financiera" que anunciaron recientemente el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el de Francia, Nicolas Sarkozy, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Así, propuso "volver a la función básica de las finanzas, que es fomentar la economía real; hacer préstamos para que los empresarios puedan invertir, innovar, producir puestos de trabajo y bienes y servicios".
PREOCUPACIONES DE CARA AL FUTURO
Somavia manifestó su preocupación por la coyuntura económica y admitió que espera que se reanuden los flujos de crédito; que se mantenga y consolide la protección social –pensiones, subsidios por desempleo, apoyos a la infancia y planes de sanidad–; y que se garantice el acceso de las empresas a los créditos para evitar despidos, recortes salariales y bancarrotas y para que se puedan recuperar.
También manifestó su deseo de que se respeten los derechos de los trabajadores, se profundice en el diálogo social para enfrentarse a los efectos que sufren las empresas, se garantice el flujo de la Ayuda Oficial al Desarrollo, se reconstruya un régimen de regulación para las finanzas internacionales y se pase rápidamente de la recuperación a un desarrollo sostenible a través de la inversión y el crecimiento.
"Acogemos con agrado los llamamientos que se hacen para una mejora de la regulación financiera y de un sistema global de supervisión de los cuentas y balances, pero debemos ir más allá del sistema financiero", afirmó Somavia.
CRISIS ANTERIOR
En opinión del director general de la OIT, mucho antes de que surgiese la actual crisis financiera ya había una "crisis de pobreza global masiva y de desigualdad social creciente, una informalidad en aumento y un empleo precario".
En este contexto, explicó que el proceso de globalización produjo "muchos beneficios" pero se hizo "desequilibrado, injusto e insostenible", por lo que recomendó corregir el desequilibrio y concentrarse en "rescatar a las personas y a la producción". "Se trata de salvar la economía real", subrayó.
Por último, Somavia abogó por que las principales organizaciones internacionales "trabajen juntas" para establecer un "marco multilateral nuevo" que permita "una globalización justa y sostenible".
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