La caída de la Bolsa de Londres del 10% en la apertura este viernes y el fuerte retroceso de la libra reflejan que pese a las medidas desesperadas de las autoridades para poner fin a la crisis financiera, el pánico de los inversores persiste y los analistas empiezan a hablar de ‘crack’.
En Londres, la Bolsa se desplomó en la apertura, con el Footsie perdiendo más de un 10% en los primeros intercambios, inmune al recorte de las tasas de interés y al espectacular paquete de medidas para evitar el colapso de los bancos anunciadas el miércoles por las autoridades.
El pánico es mundial: las Bolsas asiáticas se volvieron a hundir este viernes, alarmadas por el derrumbe de Wall Street, una horas antes de una reunión crucial de los ministros de Economía del Grupo de los Siete.
El índice Footsie perdió 439,81 puntos, o sea una caída del 10,20%, a 3.873,81 puntos, a las 07H07 GMT, en los primeros diez minutos tras la apertura.
Esta es la primera vez desde julio del 2002 que el Footsie baja a menos 4.000 puntos, antes de recuperarse ligeramente.
Los valores más afectados son los bancos y las compañías que trabajan con materias primas.
Al mismo tiempo, la libra esterlina cayó a su nivel más bajo en cinco años respecto al dólar este viernes, a 1,6792 dólares, en el marco de la subida global del billete verde, que se fortalece por la aversión al riesgo en los mercados nerviosos.
La libra no alcanzaba ese nivel desde noviembre de 2003.
"Estamos en la etapa de capitulación", cuando los inversores pierden la confianza "ante un sistema bancario en crisis y una economía global que está desacelerándose de forma dramática", señaló Justin Urquhart-Stewart, director de mercados en la firma Seven Investment Management.
"Ya no sabemos qué hacer", dijo un operador, que explicó que los inversores venden por que no creen que las medidas tomadas por las autoridades vayan a solucionar la crisis financiera y frenar la recesión. "Hay una total pérdida de confianza, muchos creen que esto es un ‘crack’", como el de 1929, dijo.
Según Urquhart-Stewart, al combinar la crisis bancaria con el fantasma de la recesión mundial "se crea algo profundamente desagradable".
"Están reunidas las condiciones para una tormenta perfecta", dijo.
"Aunque se han tomado acciones en el sistema bancario, aún no se ven los resultados, quizá es demasiado temprano para decir (si habrá resultados), pero eso ha creado muchos nervios" en el mercado, opinó.
Los nervios se sienten en todas las Bolsas del mundo: después de una calma precaria el jueves, los mercados de Asia se hundieron por la mañana, siguiendo los pasos del Dow Jones, que cerró el jueves con una baja del 7,33%, la séptima consecutiva, y registró su nivel más bajo en cinco años.
El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio sufría una caída del 10,44% a primera hora de la tarde y se encaminaba a su peor caída en 21 años.
Al mismo tiempo, el petróleo sigue bajando y el precio del oro, valor refugio, se fortalece.
El barril de petróleo Brent para entrega en noviembre bajó este viernes a menos de 80 dólares en las operaciones electrónicas asiáticas, lastrado por la crisis financiera y los temores sobre la demanda de crudo, según los corredores.
Ante la caída de las Bolsas mundiales, Japón, que preside este año el G8, se dijo dispuesto a convocar una cumbre extraordinaria de este grupo de grandes potencias si la reunión del G7 de Finanzas de hoy en Washington no ofrece soluciones a la crisis financiera mundial.
El primer ministro británico, Gordon Brown, también mencionó la posibilidad de reunir al G8.
La reunión del G7 de Washington este viernes estará seguida el sábado por un encuentro de los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países más ricos del G20, como Rusia, China, India y Brasil.
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