La aseguradora American International Group (AIG), que ha necesitado un préstamo de 85.000 millones de dólares de la Reserva Federal de EEUU para sobrevivir, anunció hoy su intención de desprenderse de algunos activos.
La compañía se concentrará en su negocio de seguros sobre propiedades y por accidentes, con el fin de conseguir suficiente liquidez para pagar el préstamo que recibió y modificar su estructura de capital, explicó en un comunicado de prensa.
Hasta el 30 de septiembre la empresa, que opera en más de 130 países, había utilizado 61.000 millones de dólares de los fondos que puso el Banco de la Reserva Federal en Nueva York a su disposición.
La aseguradora pretende retener sus negocios de seguros sobre daños y propiedades en Estados Unidos y también de seguros generales en el extranjero, y mantener una participación en sus operaciones en otros países relacionadas con seguros de vida.
Sus actividades a nivel mundial de seguros por accidentes y sobre la propiedad generaron alrededor de 40.000 millones de dólares de ingresos en el ejercicio de 2007.
El presidente y director ejecutivo de la compañía, Edward Liddy, manifestó que el objetivo es concentrar la atención en divisiones de negocio que han sido de forma tradicional sólidas en la trayectoria de la empresa y para ello saldrán a la venta negocios ‘que han demostrado ser muy atractivos’ para potenciales compradores.
Agregó que la empresa ha estado en contacto con ‘numerosas’ partes interesadas en esos activos y se mostró confiado en que los posibles compradores reconocerán el valor de esas propiedades.
‘Nuestro objetivo es salir de este proceso como una compañía más pequeña pero ágil, firmemente rentable y con buenas perspectivas de crecimiento a largo plazo’, señaló Liddy en un comunicado.
La Reserva Federal anunció el 16 de septiembre un acuerdo para rescatar a esta aseguradora de la crisis de liquidez que padecía y le otorgó el multimillonario préstamo, a un plazo de 24 meses, con el respaldo del Departamento del Tesoro y de la Casa Blanca.
La Reserva Federal consideró entonces que, dadas las condiciones del sector, el colapso de AIG podría añadir fragilidad al mercado financiero y tener consecuencias graves para la economía.
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