El Observatorio de Coyuntura Económica Internacional (OCEI) de la Facultad de Economía de Valencia asegura que la política económica debería suavizar, pero en ningún caso evitar, el ajuste necesario ante la situación de crisis nacional e internacional.
Así lo indica en su último informe sobre España, titulado ‘Crisis económica y financiera’, en el que considera que la política fiscal puede tener un importante papel en la actual coyuntura.
El informe se refiere a que los estabilizadores automáticos están desarrollando su potencial anticíclico y, por otra parte, existe ‘margen’ para la utilización de la ‘política discrecional’, pero advierte de que en esto los gestores de política económica (Administración central, comunidades autónomas y corporaciones locales) deben ser ‘muy cuidadosos’.
Esa política discrecional ‘tiene que ser muy selectiva y precisa’, sin incluir compromisos de gasto que se conviertan en permanentes, y debería ‘suavizar, pero en ningún caso evitar’ el ajuste necesario en estos momentos.
Además, esa política debe ir acompañada de políticas estructurales que aumenten la flexibilidad de la economía tanto en las distintas actividades productivas como en el mercado de trabajo.
La mayor flexibilidad requiere ‘un esfuerzo’ para aumentar la competencia en muchos sectores, como el transporte, la energía y la distribución comercial, según el informe.
En el mercado de trabajo, el OCEI apuesta por que los aumentos de salarios se negocien en relación a los avances de productividad de cada empresa, y defiende que la supresión de las cláusulas de salvaguarda evita convertir tensiones inflacionistas temporales en permanentes.
El informe recoge que si la competitividad exterior de la economía española no mejora, el ajuste se producirá a través de la reducción de empleo y elevará la tasa de paro hasta niveles ‘excepcionalmente altos’.
La economía española, según el Observatorio, posee algunas características ‘deseables’ en el contexto de crisis financiera, como son un entorno institucional proclive a la estabilidad, la fortaleza del sistema financiero y la posición presupuestaria sólida con una ratio deuda pública/PIB entre las más bajas de los países desarrollados.
Sin embargo, apunta que los retos son ‘considerables’ teniendo en cuenta el reducido margen de maniobra en la zona euro.
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