Más de tres millones de niños brasileños de entre 5 y 15 años trabajan varias horas a la semana en tareas domésticas a cambio de un bajo salario o de manera gratuita, según un estudio oficial publicado ayer.
Este tipo de explotación de mano de obra infantil se revela en un estudio sobre el mercado de trabajo divulgado por el Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea), dependiente de la Presidencia de la República.
El análisis se basa en una encuesta de hogares por muestreo hecha en 2007 por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
"Los datos de la encuesta muestran que existen 2,5 millones de niños y jóvenes de entre 5 y 15 años trabajando, el 6,6 por ciento de esa franja de edad", señala el informe divulgado ayer a la prensa.
Del total de trabajadores de entre 7 y 15 años, el 55 por ciento lo hace más de 40 horas semanales, hay un 11 por ciento que además de trabajar ese número de horas estudia en sus ratos libres, según el análisis.
En términos absolutos, no obstante, se aprecia una reducción en el contingente de niños trabajadores, pues en 2004 la cifra era de 2,8 millones.
"A pesar de que la incidencia del trabajo infantil está disminuyendo, esa reducción ha sido lenta", señaló el estudio.
El 89,7 por ciento de los niños entre 7 y 15 años sólo estudian y el 7 por ciento estudia y trabaja.
Otro 2,5 por ciento ni trabaja ni estudia, pero se ocupan de tareas domésticas dentro de su propio domicilio.
"Más de 600.000 niños estarían posiblemente impedidas de frecuentar la escuela" por estar trabajando o en actividades domésticas", señala respecto al contingente adicional a los 2,5 millones identificados en el mercado de trabajo.
Los niños que sólo trabajan ganan de media 226 reales por mes (unos 120 dólares) y los que trabajan y estudian reciben unos 151 reales (78 dólares).
El informe admite que el programa federal de subsidios sociales "Bolsa Familia" no está logrando retirar esos niños del trabajo.
"La mayoría de los niños no recibe rendimiento por su trabajo. El 65 por ciento de los que también estudian y el 45 por ciento de los que no estudian tienen ingresos cero", concluye.
"La inasistencia a la escuela crea un escenario desfavorable para el futuro de esos niños, toda vez que continuarán analfabetos o les faltarán habilidades y conocimientos para obtener un mejor trabajo y consecuentemente aumento del ingreso", agrega.
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